Steve Ditko, uno de los creadores de héroes como Spider-Man y Dr. Strange fue encontrado muerto en su departamento el 29 de junio del 2018 y se especula que había fallecido algunos días antes.
Al pensar en los superhéroes de Marvel por supuesto que el nombre de Stan Lee resalta de inmediato como uno de sus principales creadores, pero también hubo otros hombres más reservados como Steve Ditko a quien le debemos algunos de nuestros personajes favoritos, y que no recibió el crédito que merecía.
Steve fue un hombre que siempre permaneció detrás de bambalinas y el mundo solamente lo conoció a través de sus creaciones. Nació el 2 de noviembre de 1927 en Jonhstown, Pensilvania, y después de participar en la Segunda Guerra Mundial se instaló en Nueva York para matricularse en la Escuela de Caricaturistas e Ilustradores.
En la década de los cincuenta Steve conoció a quien entonces era el editor en jefe de la Editorial Atlas, Stan Lee. Comenzó a trabajar con él cuando el estilo de la compañía que llegaría a convertirse en Marvel Cómics era psicodélico, surrealista, con muchas viñetas y rostros distorsionados.
En aquel tiempo Stan Lee también trabajaba con Jack Kirby y el equipo había retomado una vieja historia de Joe Simon sobre un héroe llamado Spiderman, cuya trama había sido rechazada por la Editorial Harvey.
Tanto Steve como Jack tenían el encargo de hacer el diseño del naciente superhéroe. Pero según Ditko, Kirby solamente le entregó cinco hojas con bocetos a lápiz que eran bastante parecidos al diseño original de La Mosca.
Era muy poco para crear un nuevo héroe. Según Ditko, esas hojas eran:
Un fragmento de un todo no desarrollado. La historia, personajes, título e ideas estaban incompletas y son desconocidas. Toda la “idea” de Jack de Spiderman estaba inexplicada, era inexistente, no estaba creada.
Ditko fue quien se encargó de darle un nuevo giro a la imagen del personaje. Además de diseñar el primer traje de Spider-Man, la caracterización de Peter Parker recordaba a la fisonomía de Steve. Incluso fue él quien inventó el dispositivo lanza-telarañas.
Steve también participó en la creación del hechicero supremo, Dr. Strange, en 1963. Junto a Stan Lee, ambos definieron un nuevo mundo de psicodelia y misticismo en los cómics. El trabajo del dibujante estaba llegando a su apogeo, pero nunca buscó la atención y reconocimiento que se estaba ganando.
Después de haber dado a luz a estos clásicos personajes de Marvel, los problemas entre Stan y Ditko empezaron. Para este último, el método de trabajo de Lee era cuestionable y sentía que no le daban suficiente crédito por su labor creativa:
Stan no conocía ni mis argumentos antes de que escribiese los diálogos. La existencia de Spiderman necesitaba de una identidad visual concreta. Tener una idea no es nada si no es tangible.
Tanto Jack Kirby como Stan Lee se disputaron la autoría de Spider-Man. Se olvidaron del trabajo original de Joe Simon y de los diseños innovadores e ideas de Steve. Él tuvo que luchar para que lo consideraran oficialmente como uno de los creadores originales del arácnido superhéroe, pero en realidad fue Stan quien se llevó la mayor parte del crédito.
El dibujante renunció a Marvel en 1966, pero no a los dibujos. Trabajó en Charlton Cómic y después en DC. Sus creaciones continuaron y a él también se le debe la creación de héroes como Mr. A, Speedball, Creeper, Halcón y Paloma, e incluso de la heroína más poderosa, la Chica Ardilla.
Steve continuó trabajando en silencio y sin dar entrevistas a los medios. Al parecer nunca se casó ni tuvo familia y pocos conocían su lugar de trabajo en Manhattan. Así pasó el resto de su vida, laborando recluido en su estudio.
Finalmente fue hallado muerto a la edad de 90 años. El Departamento de Policía de Nueva York reporta que el cuerpo de Steve fue encontrado el viernes 29 de junio, pero mostraba señales de que el deceso había ocurrido al menos dos días antes.
Uno de los hombres más misteriosos y legendarios del mundo de los cómics se ha ido y solamente queda hacerle un reconocimiento póstumo por su asombroso trabajo. Steve Ditko ha partido, pero su legado permanece.