Los Juegos Olímpicos no solo se tratan de ganar medallas o hacer lazos de fraternidad con los atletas y gente de otras naciones, también nos revelan la bondad y gran fortaleza de la humanidad con historias que nos conmueven a todos por igual.
Ahora que estamos celebrando los Olímpicos de Tokio 2020 hemos conocido emotivas anécdotas de los deportistas, su trayectoria y también sus tragedias personales que los impulsaron y motivaron a seguir adelante. Aunque la historia de Matthias Steiner no pertenece estrictamente a estos actuales Juegos Olímpicos Tokio 2020, sí es una de las más apasionantes que vale la pena recordar.
Steiner nació en Viena, Austria, el 25 de agosto de 1982 y siguió los pasos de su padre, el atleta Friedrich Steiner. Matthias inició su entrenamiento en levantamiento de pesas (también conocido con halterofilia) en 1995. Sin embargo, la vida le estaba preparando las cargas más pesadas.
Cuando tenía 18 años fue diagnosticado con diabetes y tuvo que retirarse por un tiempo de los entrenamientos. Debido a un tratamiento muy oportuno y la disciplina para seguirlo, Matthias estuvo listo para volver a la competencia y participar en el campeonato de junio de Europa en el año 2000.
Aunque en esa ocasión quedó en octavo lugar, tan solo un año después mostró un gran progreso y ganó las medallas de bronce en ese mismo torneo en el 2001 y 2002. Además, concursó en el campeonato de Austria, donde obtuvo su primer lugar en el 2002.
En el 2004, una mujer de Alemania que admiraba su carisma y fuerza en las competencias hizo todo lo posible por contactarlo a través de correo electrónico y casi como trama de película, después de conocerse en persona, Matthias y Susan se casaron.
Todo parecía ir en la dirección correcta para el campeón y en el 2006 inició un trámite para obtener la ciudadanía alemana. Este proceso burocrático provocó que Matthias no pudiera participar en competencias internacionales de halterofilia, pero él siguió entrenando por su cuenta y le prometió a su esposa que un día ganaría una medalla olímpica de oro.
Finalmente, en el 2007 ocurrió una tragedia más en la vida de Steiner: su amada Susan tuvo un accidente automovilístico y murió. La tristeza aplastó a Matthias y el duelo le hizo perder siete kilogramos de peso.
Pero justo cuando estaba en su etapa más oscura recordó la promesa que había hecho y de nuevo se puso en pie. En el 2008 obtuvo la ciudadanía alemana y por fin estaba anotado para los Juegos Olímpicos de Beijing 2008. Matthias subió a la plataforma. Frente a él estaba una barra con un total de 258 kg en pesas y en su corazón, la promesa a su esposa.
El campeón hizo un esfuerzo sobrehumano increíble y levantó la pesa durante los tres segundos reglamentarios. En cuanto soltó la pesa dio un salto de emoción y euforia: había ganado la medalla de oro que él quería obtener en honor a Susan.
Este triunfo fue uno de los más emotivos y desgarradores en la historia de los Juegos Olímpicos y al conocerla, nadie pudo evitar conmoverse cuando vieron a Matthias sosteniendo en su mano derecha su medalla de oro y en la izquierda una foto de su amada Susan.
Claro que también se hizo famoso el fuerte golpe que sufrió en los Juegos Olímpicos de Londres en en el 2012, pero Matthias Steiner logró recuperarse por completo. Los músculos en sus brazos, piernas y torso le hicieron ganar una medalla de oro, pero fue su esfuerzo por cumplir una promesa lo que le consiguió un lugar en el corazón de todos nosotros.