Si crees que las cosas suceden por casualidad o que eso del karma es un invento, tal vez con esto te convencerás de que estás muy equivocado y a partir de hoy empezarás a tener cuidado con tus acciones.
Claude Kleynhans, un cazador sudafricano de 54 años, vivió en carne propia el resultado de sus actos: mató a un búfalo, pero, posteriormente, un miembro de esa manada lo mató a él.
Este hombre era uno de los cazadores más reconocidos de su país, con una larga trayectoria en esta área, luego de ser oficial de policía.
Estaba en una cacería guiada con varios clientes, en la provincia de Limpopo, cuando le disparó a un búfalo, cerca del río Levubu.
Pero cuando se disponía a subir el cadáver de su víctima a su vehículo, una hembra de la manada se fue sobre él y le ocasionó una grave herida que dio justo en la arteria femoral, por lo que fue cuestión de minutos para que se desangrara y perdiera la vida.
Tenía fama de ser un “cazador ético”, ya que tenía interés en la “conservación de las especies”, aunque suena algo contradictorio.
En fin. A través de redes sociales algunos lo reconocían como un gran cazador, pero otros se manifestaron en su contra:
Karma instantáneo en su máxima expresión. Espero que estuviera en agonía absoluta antes de su último aliento.
Bien hecho, búfalo. Un gran trabajo. Los cristianos no torturan ni matan animales.
En Sudáfrica existen algunas legislaciones sobre la cacería, como el hecho de que no puedes hacerlo si no es de tu propiedad el territorio en el que estás, o bien, si no cuentas con un permiso firmado del dueño de esas tierras.
Pero si lo pensamos bien, no debería estar permitido en ningún lugar, pues no tenemos el derecho a quitarle la vida por diversión a otros seres que merecen la misma oportunidad de estar en este planeta que los humanos.