Aunque haya leyes en los registros civiles para impedir que las personas tengan nombres extraños, los padres sigan dejándose llevar por la moda y nombran a sus crías con alguna marca comercial popular.
Allá en los viejos tiempos, los hombres solían heredar no solo el apellido sino también el nombre de alguno de sus ancestros. Era una forma de honrar al pasado y por eso en una misma familia se podía encontrar a Enrique primero, segundo y hasta quinto. Pero esas costumbres han cambiado un poco.
Hoy los hombres quieren seguir haciendo un homenaje a sus héroes, pero ya no se trata de sus abuelos ni familiares lejanos. Ahora los hombres llaman a sus hijos como sus actores o personajes de ficción favoritos. Por eso ahora no es tan inusual encontrar individuos con nombres como Batman, James bond y hasta Gokú.
Aunque hubo un poco de tolerancia si se trataba de nombres de personajes, el colmo llegó cuando empezaron a usar el nombre de marcas comerciales conocidas para sus hijos. En países de Suamérica han registrado a bebés con los nombres de Google y Netflix.
Suena bastante bizarro pero es una realidad. En Colombia un niño fue registrado como Netflix de Jesús Rodríguez Restrepo y en Panamá hay un Oliver Google Kai. Estos no son casos aisladosm pues existen otras personas con nombres como Amor McDonald y Apple Guadalupe. Uruguay también es otro país con extraños nombres como Walt Disney de los Santos y Trademar Silvera.
Otros padres demuestran su admiración por marcas de vehículos nombrando a niños como Land Rover García, y hasta de bebidas como Johnny Walker Cano. Esta situación se ha salido de control y solo en el 2015 se presentron 200 personas al registro civil panameño para cambiar su nombre por uno menos “conocido”.
Aunque los padres tengan el derecho de ponerle el nombre que gusten a sus hijos, también hay que tener un poquito de sentido común.
Las autoridades ya están tomando cartas en el asunto y en Colombia, México, Colombia, Argentina, Ecuador, Paraguay, Venezuela y Cuba ya existen leyes que prohiben los nombres de marcas comerciales o que expongan al ridículo.