No cabe duda de que los deseos de superación no mueren nunca. Por ello, no importa qué tantas oportunidades se nos hayan pasado, nunca debemos dejar de buscar la excelencia y el progreso, sin importar lo que los demás digan, como han descubierto una madre de casi un siglo de su edad y su hijo septuagenario.
Sam Kaplan, de 72 años, tuvo una revelación hace unos cuatro años, cuando se metió en un curso universitario de Cinematografía y Artes. Ahora se ha visto rodeado por sus profesores y amigos que hizo durante sus estudios y se ha convertido en el primero de siete hermanos en enorgullecer a su mamá Virginia Kaplan, de casi 99 años, con un título universitario.
Más vale tarde que nunca: un hombre para quien nunca fue demasiado tarde
Rodeado de una nutrida multitud que se congregó para celebrar a los más de 650 graduados de la generación 2023 del colegio Georgia Gwinnett, una figura veterana y distinguida se subió al escenario a recibir su título. Se trataba de Sam Kaplan, quien atrajo un vítor aun mayor que el que recibieron sus compañeros, pero, sin duda, su mayor emoción vino de quien estaba en el público observando la ceremonia.
La mamá de Sam, que ya va para sus 100 primaveras, se encontraba observando con orgullo y alegría cómo los directivos entregaban a su hijo la prueba de que había logrado superar, con honores, el curso de Cinematografía y Arte, que fue la pasión de su hijo durante los cuatro años anteriores. Así se cumplieron dos sueños en un solo momento memorable: el del hijo que alcanzó su meta de vida y el de la madre, cuyo corazón estuvo siempre con él.
¡Estoy tan orgullosa de él! Tuvo que superar muchos obstáculos, pero perseveró y me da mucho gusto, me hace tan feliz. Con su nuevo grado va a ser exitoso en todo lo que haga y, ¿quién sabe?, quizá hasta yo termine apareciendo en sus películas.
-Virginia Kaplan
Me encontraba conduciendo por la 316 y de pronto escuché por el radio que el colegio Georgi Gwinnett se encontraba ofreciendo un grado que involucrada escritura de guiones. En el momento ni siquiera lo pensé y sin que yo tuviera nada que ver con la decisión, me fui como ‘en automático’ hasta llegar a la escuela. A los cinco minutos ya estaba registrándome para el semestre de otoño.
– Sam Kaplan
Lo más destacado de la historia de Sam es que él ni siquiera había tenido en cuenta la posibilidad de convertirse en un graduado universitario, pues a lo largo de su vida, este padre de cinco había hecho de todo, incluyendo servicio de limpieza, una compañía de telemercadeo e incluso ser taxista de medio tiempo. Sin embargo, en ese momento, a sus 68 años, su nuevo sueño fue graduarse de la universidad y luchó incansablemente por cuatro años para conseguirlo.
Sam Kaplan platica que de entre siete hermanos, él es el primero en conseguir un título universitario. Habiéndose graduado de la prepa en 1969, desde entonces no había vuelto a pisar un aula y medio siglo después tuvo que aprender “desde cero” a estudiar nuevamente, por lo que se dio a la tarea no solo de ser excelente, sino de conocer a sus compañeros estudiantes, “uno nuevo cada día”, para volver sus días de universidad en una época inolvidable.
Parte de la emoción que se sintió durante su graduación se debe a esa legión de amigos, con hasta cincuenta años menos que él, quienes compartieron su dicha y la de su mamá de 99 años mientras recibía su título universitario, demostrándonos así que la vida implica aprendizaje y nunca se es demasiado viejo para seguir adelante. Mientras haya vida, habrá oportunidad de seguir tus sueños.