Nuestros años de adolescencia fueron o muy memorables, o los peores de nuestras vidas, incluso si existe un punto intermedio, creo que la mayoría agradecemos el haber crecido y experimentar cosas nuevas, nuevas aficiones, amistades, trabajos, etc., y tratamos de olvidar las humillaciones por las que pasamos en esa época a toda costa.
Anthony Bayer, de 26 años y oriundo de Queensland, Australia, también intenta olvidar toda la basura que vivió en la preparatoria, pues al ser un joven gordito, las bromas estaban a la orden del día. Anthony recuerda lo humillado que se sintió la vez que invitó a la chica popular de la escuela al baile de graduación y ella lo rechazó de último minuto, cerrándole la puerta en su cara el día que fue a recogerla.
Él estaba acostumbrado a los apodos y los constantes rechazos de sus compañeros, pero esta anécdota en particular lo dejó con el corazón roto. Bayer, que en ese entonces pesaba 157 kilos, no cabía de la emoción cuando la chica en cuestión aceptó ir al baile con él, por lo que se esmeró para impresionarla.
De acuerdo a Bayer, él creía que la chica lo iba a rechazar en cuanto se lo preguntara:
“Me gustaba mucho una niña de mi escuela. Ella era muy popular y todos los chicos pensaban que era la más bonita de nuestro grado.
Yo pensaba que era hermosa, y me debí volver loco porque decidí invitarla al baile escolar. Era mi último año de escuela, así que pensé ‘¿por qué no?’ y lo hice.
Estaba anticipando que me rechazaría de inmediato y se reiría de mí. Pero, sorprendentemente, me dijo que sí y yo no podía creerlo. Estaba sumamente emocionado por el baile, hasta compre un traje nuevo y renté una lemosina”.
Desafortunadamente, la emoción le duraría muy poco, ya que la chica solo le había dicho que sí para jugarle una despiadada broma:
“Quería impresionarla. Llegué muy nervioso a su casa, caminé hasta su puerta y toqué el timbre. Ella abrió y solo dijo ‘lo siento, pero eres muy gordo para caber por esta puerta’, y me cerró la puerta en mi cara.
El corazón se me rompió en mil pedazos. Regresé a la limo llorando. Después me calmé y pensé, bueno, ya tengo el traje así que iré solo al baile.
Pero la pasé muy mal, todo mundo se reía de mí y me molestó cuando se enteraron lo que había pasado. Fue horrible. Entré en una depresión muy fuerte después de eso, que me duró incluso años después de que la preparatoria terminara. Nunca pensé que alguien me podría amar y que me quedaría solo por siempre”.
Ese sentimiento de desolación fue muy fuerte para este varón y solo hizo que su adicción a la comida chatarra fuera peor. Afortunadamente, Bayer pudo superar esta horrible etapa y decidió cambiar su vida por completo.
Rememorando sus años formativos, Bayer recuerda que solía comer muchísima comida chatarra, desayunaba dos tortas y una Coca, en la tarde comía una comida completa del KFC y helado de postre. En la cena se podía devorar el solo dos pisas grandes y otra botella de Coca.
Según sus cálculos, consumía aproximadamente 10 mil calorías diarias, tanto así que en el 2014 le advirtieron que si seguía así desarrollaría diabetes tipo dos.
Esta advertencia lo hizo recapacitar y lo orilló a hacer grandes cambios en su vida; se inscribió en el gym y fue con un nutriólogo. Desde entonces ha logrado perder 60 kilogramos y 5 tallas de ropa.
“No sabía cómo comer apropiadamente y en verdad no me importaba. Era adicto a la comida rápida. Nunca pensé en mi salud hasta que mi doctor me dijo que podía desarrollar diabetes. Me desmoroné y me di cuenta que necesitaba cambiar.
Dejé de comer porquerías y comencé a cocinar mis comidas. También me inscribí a un gimnasio por primera vez en mi vida y no he desistido”.
Ahora, más saludable y seguro de sí mismo, Bayer no tiene problemas para invitar a mujeres a salir con él:
“Siempre me rechazaron y se reían de mi cuando las invitaba a salir. Ahora las mujeres me invitan a mí a salir todo el tiempo.
Pasé de tener 3 prospectos en Tinder a cerca de 1,000. Es totalmente loco”.
Incluso, la chica que lo rechazó en la preparatoria se mostró arrepentida y también lo invitó a salir para compensarlo:
“Hace como un año, la misma chica que fue cruel conmigo antes del baile consiguió mi número y me mandó un mensaje disculpándose por haberse burlado de mi, y me pidió salir con ella.
No podía creerlo, pero no le respondí. Puedo perdonar, pero nunca olvido”.
“Hola Anthony, soy ****. Fuimos juntos a la escuela y no sé si me recuerdes. Quería decirte que siento mucho el haberte molestado por tu sobrepeso, y quería saber si me dejarías invitarte a cenar. Creo que te ves absolutamente bien y me gustaría que me dieras la oportunidad de compensarlo. Besos”.
Ahora, dando la cara a un mejor futuro, Bayer espera ayudar a otras personas a alcanzar objetivos similares a los de él, y puso su negocio de entrenamiento personal, llamado Transform Your Future (Transforma tu futuro), un nombre bastante acertado.