Antes de ser una estrella de acción en Hollywood, Arnold Schwarzenegger ya había acuñado una gran fortuna, pero no fue cosa de la noche a la mañana.
Verán, él había ganado el título de Mr. Olympia varias veces, y tenía algunos negocios exitosos; había emigrado de Austria a América y compró una propiedad en los Estados Unidos.
En los años siguientes se le reconoció como una de las estrellas más exitosas, tanto que llegó a convertirse en gobernador del estado de California.
Ahora, a sus 71 años, sigue siendo un amado icono de la pantalla grande y un ejemplo viviente del sueño americano.
Como muchos hombres, Arnold le da crédito a su padre, Gustav Schwarzenegger, por darle la motivación que lo impulsaría a triunfar en la vida, aunque no por las razones que están pensando.
Arnold cuenta que su padre no le dedicaba palabras de aliento y afecto; por el contrario, lo violentaba en casa, así que Arnold creció intentando probar que su padre estaba mal para así detener sus abusos. Eso lo convirtió en la persona que es hoy en día.
Gustav nació en Austria en 1907 y sirvió a la milicia en los años de la preguerra. Luego completó su servicio nacional y se convirtió en policía.
Durante la Segunda Guerra Mundial fue miembro del partido nazi, así como del grupo paramilitar del partido, la SA, y vio acción mientras luchaba por el ejército alemán en varios países.
Después de que Alemania se rindiera, Gustav regresó a Austria donde siguió trabajando como policía. Tiempo después se casó con Aurelia Reli Jadryn. El par tuvo dos hijos, Meinhard y Arnold.
En una entrevista hecha en el año 2004, Arnold admitió que sufrió lo que podría describirse como “abuso infantil” en las manos de Gustav. Arnold dijo:
Me estiraba del cabello. Me llegó a golpear con cinturones, también al chico que vivía a lado. Así era él. Muchos de los niños con los que convivía en aquel tiempo eran abusados por sus padres, esa era la mentalidad alemana-austriaca.
El abuso, que se suponía haría a Arnold más obediente y sumiso, tuvo un efecto completamente opuesto, convirtiéndolo en un joven rebelde:
Ellos no querían crear individuos. Todo se trataba sobre conformismo. Yo fui uno de los que no se conformó, uno de los que no pudieron quebrar.
Fue entonces que me convertí en un rebelde. Cada vez que me golpeaban y me decían: ‘no puedes hacer esto’, yo respondía: ‘esto no será por mucho tiempo, porque me iré de aquí. Quiero ser rico. Quiero ser alguien’.
A pesar del abuso, Arnold no odia a su padre (aunque no asistió a su funeral), y dice apreciar a las personas y las circunstancias que lo traumatizaron.
Reconoce que su padre haya sido estricto, su educación y el hecho de que “no tenía nada por qué regresar a Austria”, como las razones por las cuales es ambicioso y ha logrado tanto:
Cada vez que me golpeaba, cada vez que me dijo que entrenar con pesas era basura, que debía hacer algo de utilidad como salir a cortar madera.
Cada vez que desaprobó mis decisiones y me dejó en ridículo, era como combustible en mi estómago, es lo que me motivaba.
Esencialmente, Arnold cree que el abuso lo hizo seguir su propio camino, un camino que resultó ser el fisicoculturismo. Su dedicación al deporte lo ayudó a conseguir fama y fortuna y lo llevó a desarrollar una carrera en el cine y en la política.
Pero ¿es correcto creer que la educación que recibió Arnold es lo que lo hizo el hombre de hoy en día? Bueno, sí y no.
Es importante dejar en claro que el abuso nunca será algo positivo, y que el trauma puede afectar a las personas física y psicológicamente durante su vida.
Dicho esto, algunos estudios han encontrado que, efectivamente, el abuso recibido a temprana edad puede hacer a las personas más fuertes de carácter.
De acuerdo con el doctor Michael Ungar, a esto se le conoce como resiliencia y algunos niños que crecen en entornos domésticos desafiantes o insolidarios tienen la suerte de desarrollarla.
La creencia es que el estrés constante de una vida hogareña impredecible da a algunas personas un grado de plasticidad, lo que les permite adaptarse rápidamente a nuevos desafíos y tensiones.
Esta plasticidad está conectada al cerebro para hacer frente a las malas situaciones, lo que le permite tener éxito donde otros fallarían por la capacidad innata de compensar y adaptarse biológicamente al estrés.
La resiliencia o capacidad de superar la adversidad se ha descrito como la virtud que tienen todas las personas exitosas, ya que los resilientes son capaces de recuperarse mejor del fracaso que otros.
Eso significa que, incluso cuando son derribados, tienden a recuperarse rápidamente, lo que les permite tener éxito en sus objetivos más rápido que las personas menos resistentes que pasan tiempo sintiendo lástima por sí mismos.
Entonces, como dijo Arnold en una entrevista:
Tus luchas desarrollan tus puntos fuertes. Cuando atraviesas dificultades y decides no rendirte, eso es fortaleza.
Cuando haces que un callejón sin salida sea aceptable, esa es la fuerza. Pero debes tener ego, el tipo de ego que te hace pensar en ti mismo en términos superlativos.
Debes querer ser el mejor. Todos estamos hambrientos de recibir cumplidos. Entonces hacemos cosas para obtener retroalimentación positiva.
Pero, caballeros, no lean esto y piensen que la resiliencia es algún tipo de superpoder que obtienen las personas que sufren de abuso.
La desafortunada verdad es que, en muchos casos, la resiliencia puede ser demostrada en formas menos benéficas, por ejemplo, hay personas que desarrollan la resiliencia abandonando lazos emotivos y de afecto, o desarrollando mecanismos poco saludables.
Así que tal vez Arnold tiene razón cuando afirma que su pasado lo hizo ser el hombre de hoy en día, pero es uno de los afortunados.