Solamente los guerreros más tenaces que soportaron los verdaderos golpes de la vida pueden, y merecen, estar en la cima después de haber llenado el camino de sudor, sangre y lágrimas. Por todo eso y más tuvo que pasar Francis Ngannou antes de sostener su título de campeón.
Hoy todos los admiradores y seguidores de las artes marciales mixtas conocen su nombre y la forma en que derrotó al estadounidense Stipe Miocic en el octágono para levantar el cinturón de campeón de los pesos pesados de la UFC.
Pero hay otra historia no tan conocida sobre el sufrimiento que pasó para llegar hasta su meta. Su victoria no solamente lo coronó como el primer africano en ser campeón de este torneo, sino que en el transcurso, su vida cambió por completo.
Francis nació y creció en la montañosa ciudad de Batie, en Camerún, y desde que tenía 10 años comenzó a trabajar paleando arena para una minera. Se empleaba para ayudar económicamente a su madre y hermanos. Su infancia fue penosa, con muchas horas al día bajo el sol con el fin de ganar el pan para su familia.
En ese entonces, la única meta que tenía Francis era convertirse en conductor de camión e, incluso, ganar el dinero suficiente para tener su propio camión. Sin embargo, al darse cuenta de que su padre era un famoso luchador callejero y conocer el nombre de Mike Tyson, despertó en él un nuevo sueño: Ser boxeador.
En ningún lugar de Batie había un gimnasio de boxeo o centro de entrenamiento, pero con una nueva meta en la vida eso no lo detuvo. Dejó la escuela a los 17 años y consiguió un empleo de chofer en mototaxi. Juntó el dinero suficiente y finalmente logró llegar hasta Douala, la ciudad más grande de Camerún, donde comenzó a entrenar.
Su próximo destino era llegar hasta Francia, pero esto le costó más que dinero. Durante 14 meses trató de llegar a esa ciudad en seis ocasiones y falló, así que en su siguiente intento tuvo que atravesar el Sahara. Para sobrevivir incluso bebió agua de un pozo lleno de animales muertos.
Cuando llegó a Europa fue arrestado por cruzar de forma irregular la frontera de España y estuvo preso por dos meses. Después de ser liberado consiguió llegar a Francia, donde solo lo esperaban más penas y miseria.
Tenía 26 años y seguía sin tener nada. Estaba en un lugar en donde no conocía a nadie. Los obstáculos eran incluso mayores que los que tenía en Camerún. Pero ahora algo era diferente
– Francis Ngannou
Francis vivió en las calles durante tres meses, hasta que conoció a Fernand, el dueño de un gimnasio que le permitió entrenara gratis en el lugar. Al notar las habilidades del africano, su nuevo entrenador le preguntó por qué no dejaba el boxeo e intentaba con las artes marciales mixtas (MMA).
Este cambio fue decisivo y poco a poco fue escalando en el mundo de las MMA independientes. Conforme ganaba peleas, consiguió su primer contrato en la UFC y el dinero empezó a llegar hasta que pudo tener el suficiente para enviar a su hogar.
Mi hermano mayor es mecánico y también aprendió a conducir camiones mientras yo hacía todo lo que estaba a mi alcance para convertirme en un boxeador de clase mundial. Después de algunas peleas de MMA y tres en el UFC, mis ahorros fueron lo suficiente para comprar esta vieja camioneta por alrededor de 30 000 dólares para que mi hermano, que en ese entonces estaba desempleado, pudiera conducir y mantener a la familia.
Y compré la camioneta en octubre de 2016 y estaba feliz de cumplir uno de mis sueños de infancia. En ese momento exacto, a pesar de que me había quedado sin dinero, hasta mi próximo cheque de pago de mi pelea en Albany el nueve de diciembre del 2016, sentí que lo había logrado…
Después comenzó la trayectoria del peleador seguida por muchos en la UFC y los enfrentamientos con grandes figuras como Luis Henrique, Curtis Blaydes, Bojan Mihajlović, Anthony Hamilton, Andrei Arlovski y Alistair Overeem.
En el 2018 tuvo su primer pelea por el campeonato contra Stipe Miocic, la cual perdió. Pero la vida ya le había enseñado que rendirse no es una opción, así que continuó entrenando. Una revancha en Las Vegas lo puso de nuevo contra Stipe y, esta vez, Francis le arrebató el título de campeón.
Esto de aquí es más que un cinturón, es un símbolo de esperanza y dedicación, muestra lo lejos que puedes llegar si crees en ti y no importa lo atrás que estés, no importa cuántos obstáculos te encuentras en el camino (y créeme que pueden ser innumerables), puedes superarlos y alcanzar tu meta porque el único límite que tienes eres TÚ y nada más. Quiero agradecerles a ustedes (fans, familia, etc..) desde el fondo de mi corazón por ayudarme a llevar a cabo este sueño incluso cuando me siento exhausto, por motivarme cuando me siento cansado y por empujarme cuando estoy atascado. Estamos todos atados en esto juntos.
Las palabras del nuevo campeón pesan en el corazón de todos los deportistas del UFC, las MMA y en general en el de todos los guerreros en la contienda de la vida. Este campeón vino de la nada y por eso su victoria es una esperanza y ejemplo para todos.