Cuando hablamos de celebridades que han sido relevantes durante casi toda su vida, fácilmente aparece Johnny Depp en el listado imaginario, pues, lo odies, lo ames o un poco de ambas, nadie le puede arrebatar que ha marcado al mundo artístico desde muchos ángulos, incluido el más importante y controvertido debate legal del siglo.
Después de una vida llena de protagonismo, el actor de 59 años tomó la decisión de alejarse del tumulto hollywoodense y mudarse a Somerset, Inglaterra, donde ha podido reencontrarse consigo mismo y apreciar las maravillas de una vida tranquila que cualquier introvertido envidiaría.
A casi un año de su pleito legal contra Amber Heard, el protagonista de Piratas del Caribe reveló para SomersetLive que su personalidad actoral no refleja en lo absoluto su forma de ser. En realidad, se autoproclamó como muy tímido y reservado, temperamento que, según él, empata mucho más con el pueblo británico.
En realidad, soy una persona muy tímida. Ese es uno de los muchos privilegios de Inglaterra, especialmente en Somerset. Simplemente puedo ser yo y me encanta. Puedo salir a hacer las compras sin que me acosen miles de cámaras. No me malinterpretes, está bien hasta cierto punto, pero a veces es demasiado.
Respondiendo a ese instinto apacible, el tres veces nominado al Óscar optó por mudarse a su mansión del siglo XIX de casi 14 millones de dólares, hogar que adquirió al inicio de su matrimonio con Amber, y que goza de 12 habitaciones, libres de desechos humanos en la cama, y ocho baños, no tan libres de desechos humanos.
En conclusión, el también productor de cine es la prueba viviente de esa frase de señor que dice “después de la tormenta viene la calma”, pues después de vivir los años más intensos de su vida, se levanta día con día y factura solamente por llamarse Johnny fucking Depp.