Apenas ayer te emocionaba jugar con un bote en la calle, como si fuera un balón de futbol, o salir a correr bajo la lluvia; pero hoy tienes cuentas por pagar, debes ir a trabajar y de pronto te preguntas: ¿Cuándo me volví viejo?
Esto es algo natural, pues todos envejecemos: no hay escapatoria. Pero tampoco se trata de sufrir tanto, porque el ser adulto e ir envejeciendo no quiere decir que ya no te puedas divertir o echar a volar tu imaginación, e incluso hay una ventaja: muchas cosas que quisiste hacer de niño y no te dejaban, ¡ahora que eres adulto las puedes hacer!
Ahora puedes tener tu propia casita del árbol e invitar a tus amigos a jugar:
Y si no tienes mucho presupuesto:
Puedes prepararte la comida que siempre quisiste:
O un nutritivo desayuno:
¿O por qué no volver a divertirte jugando solamente con una caja de cartón?
O puedes hacer trucos arriesgados en tu bicicleta:
O corriendo…
Puedes pasar el tiempo jugando a tus videojuegos favoritos con alguna amiga:
E incluso seguir jugando por la noche y a lo grande
Puedes traer a la realidad a tus amigos imaginarios:
O llevar la realidad al territorio de la imaginación:
Puedes volver a encontrar nuevos lugares, en lugar del baño, para orinar…
Puedes convertir tu área de trabajo en un lugar más agradable:
O salir a dar un paseo:
¿Qué tal un juego como las escondidas?
Las posibilidades son muchas. El tiempo no regresa es cierto, pero siempre podrás llenar tu vida de color, como cuando eras niño…