A través del Facebook de La Guía Del Varón se les hizo una invitación: “Varones de La Guía Del Varón, queremos armar un artículo donde confiesen la peor forma en la que metieron la pata con alguna chica y perdieron su oportunidad, o se quedaron con las ganas. ¿Cuál ha sido tu peor metida de pata? Las mejores historias entrarán al artículo…”
Y como lo prometido es deuda, ¡aquí están las mejores metidas de pata!
1. Tengo picazón en la barriga
SB Kross: “Aquí les va una: estaba la noche avanzada y una chica me dijo que la acompañara, pues le daba miedo la oscuridad y la casa era inmensa. Estaba sola en una casa con más de 4 cuartos… bueno, estábamos acostados casi al punto de tocarnos y no se imaginan qué me dijo la hembra… Me dijo en un tono de niña inocente, ‘tengo picazón en la barriga, pero un poco más abajo (en el bajo vientre)’, y le dije que vería y así podría ayudarla. Ella por supuesto aceptó en el acto y yo fui al baño por el botiquín, ¿pueden creer? Y le dije ‘con esta crema se te pasará’. ¿Me creerán que no pude dormir toda la santa noche? Como a las 5 de la mañana le dije: ‘veamos cómo va la picazón’, y ella me dijo que no, que con la ducha de la mañana quedaría bien… Qué metida de pata, sí o sí…”.
2. No traje la credencial
Arturo Yucra: “Cuando tenía 20 años me fui con mi jerma (novia en Perú) al hotel para mi primera vez con ella, y en la recepción me piden mi identificación; y por más que la busqué no la encontré, y no nos dejaron entrar. Salimos con la cabeza gacha, sin hablarnos. Cuando llegué al paradero metí mi mano al bolsillo y ahí estaba la maldita. Mi jerma ya no quiso volver y como a las tres semanas terminamos… Desde entonces siempre me fijo antes de ir: dinero, protección e identificación…
3. ¿No te quieres bañar?
Carlos Argenis: “Una vez fui a hacer unos trabajos a un poblado cercano y allí tenía una conocida; al terminar mis labores quedé con ella. La pasé a buscar a su trabajo y la llevé a su casa. Ella me dijo: ‘¿no te gustaría pasar a darte un baño antes de viajar?’, a lo cual respondí: ‘no, gracias, cuando llegue a mi casa’. Ella dijo: ‘Ok, nos vemos, ¡Buen viaje!’. Cerró la puerta de su casa. Al subir al carro dije: ¡Pta… madre!”.
4. Resultó que sí era mujer
Alfonso Rodriguez: “Eran vacaciones y estaba en la zona de antros. Una chica atractiva se acercó a mí y me empezó a bailar, lo cual no es usual. Estaba muy bien la chica. Bueno, el caso es que allá por donde vivo es muy común que travestis ronden por la zona de antros para agarrarse a un borracho y sacarle todo el dinero (hay unas que no te das cuenta hasta que hablan). Bueno el caso es que mandé a la chin..d@ a la chica (canadiense, por cierto) y ella se fue con mi amigo. Mi amigo, al contrario mío, la trató un momento y al final se la tiró. Resultó que sí era mujer. Hasta el día de hoy lamento no haberle hecho caso.
Por eso dejé de tomar mucho, para ver las cosas más claras”.
5. Play Station
Andrey Serrano: “Una chica que estaba buenísima, ya hace unos 12 años y aún lo recuerdo, me dijo que la acompañara a su casa porque estaba sola y en las noches pasaba mucho frío; que no habría nada mejor que dormir con alguien. Así. Literal como lo leen. Pues íbamos caminando a su casa, ya que vivía cerca, y en ese lapso de tiempo me topé a unos amigos que me dijeron que fuera a jugar Play Station, y por alguna extraña razón que hoy en día aún NO me explico, les dije que sí. Le dije a la chica que luego la alcanzaba y me fui con los amigos. Ya un rato después caí en la cuenta de la estupidez que había hecho. La llamé y ya era tarde. Se había marchado con unas amigas al centro comercial”.
6. No puedo ir, está lloviendo
Jose Antonio: “Un día estaba en mi casa descansando, viendo una peli, y de repente me llega un mensaje de una amiga que hace tiempo no miraba. Empezamos a charlar. Me preguntó qué estaba haciendo. Yo le dije que estaba viendo una película. Ella me dijo que la fuera a ver a su casa porque no había nadie. Yo le dije que no porque estaba lloviendo. ¡No pude dormir esa noche!”.
7. Hay que dormir
Luis Mora: “Amh… resulta que estábamos en una fiesta y la chica más guapa del lugar se me acerca y comenzamos a hablar. Nos acercamos de a poco y ella dice: ‘Oye… vamos al cuarto, tengo sueño’. Y fuimos… Nos acostamos abrazados, con nuestras caras muy cerca de la otra, y me dice: ‘¿No deberíamos hacer algo más que mirarnos?’… a lo que yo espontáneamente le digo: ‘sí, claro, dormir…’. Ella me mira con cara de ‘¡¿Eres estúpido o te haces?!’, y me da la espalda y se duerme. Pasó hace un año y mis amigos aún me molestan por lo sucedido”.
8. Porque dos son mejor que una
Edwin Arrobo: “En una fiesta estaba muy cansado, así que me fui a descansar un rato. Cuando me desperté bajé a ver qué pasaba con la fiesta y todos estaban borrachos. En eso van dos chicas y me dicen que querían un trío, pero como estaban borrachas decidí no aprovecharme de la situación. Pero cuando amaneció ellas estaban en un cuarto con un tipo; se despertaron, me sonrieron como diciendo ‘Idiota, de lo que te perdiste’, y se fueron como si nada”.
9. Quería WiFi…
Miguel Anghel Rodriguez: “Estaba con mi flaca en el parque; todo se subió de tono y de pronto me dice que vayamos a su casa, que quería señal de WiFi; yo le dije ‘qué flojera, ya me voy’. Luego recordé que en esa casa nadie vivía. Es más, ni había internet. Me quise pegar un balazo en los hu…v0s”.
10. ¿Jugamos una partida de Ajedrez?
Adolfo Rojas: “Hace unos años conocí a una chica (unos años mayor, pero muy muy linda) jugando ajedrez, y esta me invitó a su casa una noche. Cuando llegué, se puso una pijama que era como una especie de camisón; se acostó sin taparse y me dijo: ‘oye, podemos hacer algo, tenemos tiempo’. Y yo le dije: ‘¿Qué hacemos? ¿Quieres jugar una partida? jajaja”.
11. ¿Me regalas el condón?
Juancho Amado: “Mi anécdota fue una vez en casa de una amiga. Estábamos en su habitación cuando ella sacó un preservativo y me lo mostró. La verdad no sé qué me pasó; quedé en shock y lo único que le dije fue que me lo regalara. Desde ese día cada vez que me acuerdo me dan ganas de pegarme un tiro, porque la hembra está demasiado hermosa”.
12. Un vasito de agua
Andres Felipe: “Tenía casa sola y mi amiga de curso en el bachillerato (hace 6 años) iba pasando por enfrente de mi casa. Se acercó a pedir agua, así que le dije ‘pasa’. Cuando le di el agua, ella me dijo que se sentía caliente y ‘con sed de leche’. Yo entendí mal y le dije que no teníamos. Ella se fue un poco furiosa y luego fue que caí en cuenta (no me habló en un mes pero después sí pude estar con ella)”.
13. Yo 13 y ella 21
Diego Alejandro Corcio: “Una vez estaba en casa de una amiga, y después de un rato ella se fue a su cuarto y yo me quedé en la sala. De pronto ella me llama para que fuera a su cuarto. Ella estaba semidesnuda, con su ropa de dormir, y me dijo que me sentara a ver unas cosas en su laptop (aclarando, tenía como 13 años y ella 21). Después de un rato se hizo noche y le dije que me tenía que ir, a lo que ella me dijo que me quedara a dormir con ella, y como un imbécil le digo: ‘No; mañana tengo que ir a estudiar’, y me fui. Ya cuando iba llegando a mi casa reaccioné y me dije: ‘Imbécil, ¿qué hiciste? Ella nunca más se me volvió a insinuar”.
14. El refugio
Adolfo Muñoz: “Cuando tenía unos quince años conocí a una chica de otro pueblo que llegó a mi pueblo por adversidades de la vida (no sé si quieran averiguar sobre la inundaciones en mi país: Colombia, en el 2010). Bueno, en mi casa acogimos a varios damnificados, entre ellos, ella.
El cuento es que empezamos a hablar y conocernos. A la semana nos llevábamos bien; una vez me preguntó si tenía novia. Yo era un completo forever alone en ese tiempo (un momento, aún lo soy); entonces le respondí que no, no tenía novia.
Ella entonces me preguntó como insinuándose: ‘y, ¿no quisieras tener novia?’
Yo no escuché bien lo que dijo, y en vez de pedirle que repitiera la pregunta lancé una respuesta al azar: no… Luego ella me preguntó: ‘¿Y por qué no quisieras tenerla?’.
Entonces entendí la primera pregunta y como pude enmarañé una respuesta que no sonara gay. Mientras tanto, dentro de mí un montón de voces de la conciencia empezaron a gritarme: ¡idiota!…¡¿Acaso no ves lo buena que está y lo inteligente que es?!.. ¡GAY!.. ¡No saldrás de la friendzone después de esta embarrada!.. ¡¿Por qué no le pediste que repitiera?!.. ¡¿estás feliz?!…
Unos días después pudieron trasladarse a un albergue. Entonces poco a poco nos fuimos alejando y tiempo después, cuando la situación mejoró, volvió a su pueblo. No me quedé ni con número, ni dirección, ni face, ni nada… Y así este weon desperdició su oportunidad de oro.
Aún no me lo perdono. Por favor no me maten…”.
15. En una excursión
Pedro Colmenares: “Cuando estudiaba la secundaria, en el ultimo año salió una excursión. La chica que me volvía loco estudiaba en otra sección diferente y era poco frecuente que nos viéramos. Era la oportunidad perfecta para poder conocerla. En el transcurso del viaje (en el autobús) ella se acerca, se sienta al lado mío y estuvimos conversando por unos largos minutos; y de repente se recuesta encima de mí (la cabeza de ella en mis piernas), y me dice que le gusta que le hagan muchos cariños, es decir, que le acaricien el cabello, la piel, la espalda, etc. El hecho es que a mí me entró un miedo escénico y no le pude hacer nada. Aún recuerdo eso y me arrepiento”.