Por muy rudos que se vean, quienes presumen de tener una barba frondosa y larga solo están desviando la atención de sus diminutos genitales.
Se cree que la barba es una de las muestras visibles del poder masculino y la energía viril, que vuelve locas a las mujeres. Incluso se dice que las damas prefieren a los hombres con barba como prospectos para relaciones a largo plazo. Pero según un reciente estudio científico, la realidad es que un varón puede tener una buena barba o unas grandes “bolas”, pero no ambos.
La investigación llevada a cabo por el primatólogo Cyril Grueter, en la Universidad Oeste de Australia, afirma que existe una relación entre el tamaño de los testículos de algunos mamíferos y la longitud de su vello en el cuerpo.
El estudio analizó a 100 especies distintas de primates y comparó la longitud de su pelaje con el tamaño de sus testículos. El resultado fue que los animales más peludos tienen gónadas más pequeñas, del tamaño de granos de pimienta, mientras que los más lampiños las tienen tan grandes como pelotas de tenis.
El doctor Greuter sugiere que esto sucede porque el cuerpo necesita mucha energía para hacer crecer tanto el vello como los genitales, pero es muy difícil que aumente el tamaño de los dos al mismo tiempo.
También añadió que el pelaje puede ser una herramienta evolutiva que ayuda a los individuos genitalmente menos dotados para intimidar a sus rivales amorosos y atraer la atención de las hembras. Esto es algo más parecido a las estrategias de algunos hombres que dan una apariencia ruda con su barba larga y frondosa.
La conclusión del experto Cyril Greuter es sencilla: “puedes estar bien con tu barba o bien dotado, pero es difícil tener ambos”. Así que si eres de los hombres que presume su barba, lo más seguro es que te sobre espacio en los calzoncillos.