Taylor Gleason nació en California, y solo había estado fuera de los Estados Unidos durante algunos viajes familiares a México. Pero cuando tenía 16 años se fue a un viaje de estudios a Italia, y el “gusanito” de los viajes lo golpeó con fuerza.
¿Qué hizo? Cinco años más tarde, luego de graduarse de la UCLA, ha visitado 65 países; pero lo increíble es que en tan solo dos años visitó 50 países. También ha amasado una maravillosa serie de fotografías en Instagram -más de 64,000, para ser exactos- gracias a la documentación precisa que lleva de todas sus aventuras.
Taylor ha hablado sobre las altas y bajas de sus hazañas, así como de consejos que da a otros viajeros.
Mientras que algunas de las cosas que ha aprendido y logrado pueden sorprender, una cosa es segura: está preparado para cualquier cosa que la vida le pueda presentar en el futuro.
“Siempre he sido una de esas personas que necesita estar constantemente haciendo algo, ser activo y explorador. Me gusta escribir mi propia narrativa e ir allí, a donde la vida me quiera llevar”.
Para ahorrar, este jove trabajó en la UCLA, y mientras estudiaba duro para poder graduarse más rápido, aprovechó las conexiones internacionales que había hecho en la universidad para poder llegar con amigos siempre que podía.
Antes de decidir sobre cada destino, Taylor hace una investigación exhaustiva; esto le ayuda a sacar el máximo provecho de su tiempo y dinero, y para ir a los lugares que pueden ser más difíciles de encontrar.
Ahora, y es comprensible, es imposible para este incansable viajero poder decir cuál es su país favorito.
“Una de mis experiencias favoritas fue asistir al Oktoberfest en Munich… Al instante me enamoré del país, el pueblo, la ciudad y la cultura alemana”.
“También me gustó mucho nadar con grandes tiburones blancos en Nueva Zelanda. Fue en el agua que sube de la Antártida, por lo que estaba muy helada. Pero tener tiburón real, que se lanza hacia ti a toda velocidad, por un agujero abierto en una jaula… definitivamente me dio una descarga de adrenalina”.
Otros puntos destacados en su travesía: Angkor Wat en Camboya; la cultura y la multitud de monos en Bali; reunirse con amigos en Australia; las visitas en un programa de servicio de dos semanas en Israel; además de Rusia y Japón.
Una experiencia que también destaca Taylor es su viaje a Corea del Norte. Después de ver que los periodistas habían sido autorizados para entrar en el país, y después de escuchar que algunos amigos suyos de la UCLA se habían ido el año anterior y les encantó, Taylor determinó que tenía que estar en ese lugar.
“Yo sabía que era peligroso entrar a Corea del Norte, pero también sabía que no estaba en una zona de guerra, similar a Siria o algún lugar en el Oriente Medio. Yo sabía que si los respetas a ellos y su cultura todo el tiempo, te irá bien”.
“China no es nada como la Asia que había conocido”, dijo Taylor, quien pasó tres meses viviendo y estudiando en Shanghai. “Me sentí como si todo lo que hemos logrado democráticamente en Occidente hubiera sido sofocado. Hay una enorme nube de contaminación que se detiene sobre ti constantemente. Es el país más opresivo en el que he estado, y me parece más peligroso estar en China que en Corea del Norte”.
Tailandia fue otro punto bajo en sus viajes: “es totalmente exagerado. La gente es increíblemente grosera… odian a los estadounidenses”.
En la Fiesta de Luna Llena en la isla de Koh Phangan, en Tailandia, Taylor fue drogado, robado y golpeado por miembros de una banda. Se despertó en un hospital después de que su corazón volvió a arrancar, y le faltaban todas sus pertenencias personales.
Sobrevivió gracias a la bondad de otros turistas, que lo encontraron herido en la carretera y le aplicaron técnicas de resucitación antes de llevarlo al hospital.
Luego de tanta aventura y algunos peligros, veremos a dónde es que la vida sigue llevando a este aventurero viajero…