La honestidad y la gratitud parecen escasear en nuestros tiempos modernos, pero siempre hay quienes nos ponen un gran ejemplo a seguir y este hombre es un ideal que todos debemos aplaudir y sobre todo imitar.
La mayoría solemos olvidar los favores y préstamos que nos han hecho, pero Bob Bradley resalta entre todos para recordarnos que nunca es demasiado tarde para pagar una vieja deuda y dar las gracias a quienes nos ayudaron en el pasado.
Bradley es un hombre que actualmente tiene 79 años, pero en su juventud trabajó para la familia Barry (que era dueña de Barry Motors Co.) haciendo mandados, limpiando carros y otras tareas domésticas.
Era la década de los cincuentas, él estaba aún en la secundaria y un día le ofrecieron participar en un concurso de cantantes en el Colegio Westmar en LeMars. Para comprar una camisa blanca y par de zapatos pidió dinero prestados a sus empleadores y ellos se los dieron.
Con el paso del tiempo Bob pudo pagar casi todo lo que le habían prestado, pero le faltaron 14 dólares. Los Barry lo olvidaron y todos siguieron con sus vidas.
Casi 60 años después, el actual dueño de la empresa recibió una carta firmada por Bob. Con letra muy difícil de leer, Bradley explicaba lo que esa familia había hecho por él en los cincuentas y que quería darles las gracias por haberlo apoyado.
Pero, además de las gracias, en el sobre venía también un billete de 20 dólares. Bob no olvidó los 14 dólares que todavía le debía a los Barry y por eso les envió un poco más para saldar su larga deuda. Esto es lo que Bradley escribió a la familia que le prestó dinero en su juventud:
“10 de septiembre de 2019.
Estimado señor (Vincent, Robert, William) Barry: en la década de 1950 trabajé para ustedes preparando autos, limpiando el patio y otras cosas mientras estaba en la escuela secundaria en Danbury. Me dejaron tener un viejo Mercury para conducir como parte de mi trabajo. Un día me invitaron a cantar en un concurso en solitario en Westmar College en LeMars. Me prestaron el dinero para comprar una camisa blanca y un par de zapatos, ya que solo tenía trapos y zapatos gastados.
Les pagué a todos, pero aún les debía 14 dólares. Tengo 79 años y estoy listo para irme. Tengo problemas de corazón y tuve un pequeño derrame cerebral. Debería haber hecho esto antes, pero siendo pobre nunca tuve suficiente. Le prometí al Señor que no tendría deudas. Aquí hay 20 dólares. Espero poder ser perdonado por no devolverles el dinero lo suficientemente pronto. Gracias, Dios respeta”.
El dueño de la compañía, Brian Barry, quedó sorprendido por la integridad de este hombre y lo buscó a través de las redes sociales para darle las gracias a nombre de su abuelo y tío abuelo, Bill y Bob Barry. Le explicó que ellos ya habían partido de este mundo, pero que seguramente estaban orgullosos de él y apreciarían mucho este gesto.
Esta conmovedora historia se hizo viral en las redes sociales y el ilustrador Martin Bruckner -amigo de Brian Barry- hizo este dibujo sobre Bradley como una muestra de respeto por su honestidad.
Tarde o temprano todo se paga y este hombre quiso tener su conciencia limpia pagando la deuda que tenía con una familia desde hace casi 60 años. Devolvió lo que le prestaron y también nos regresó la fe en la humanidad.