Mientras que bajar de peso y mantenerse saludable debería ser una rutina común, hay personas que se lo toman como un juego de apuestas, pero no hay problema, siempre y cuando haya dinero de por medio. Esa es la primicia de esta historia, donde un jugador de póquer en banca rota se convirtió en un tipo con dinero y en forma.
Walter Fisher es su nombre, y se dedicaba a jugar póquer de manera profesional. Un buen día decidió transformar su vida para bien; el hombre de 36 años llevaba una buena racha, ganaba miles de dólares en los casinos y juegos de blackjack, desafortunadamente, experimentó lo que la mayoría: lo perdió todo gracias a su avaricia.
Con una deuda de 100 mil dólares, pesando 111 kilos y con una gran depresión, sintió que era momento de cambiar. A principios de marzo escribió en redes sociales:
Mi apuesta de 600 mil dólares… Este soy yo, más grande que nunca, poco sano. Soy un judío/ruso, gordo, de 111 kilos viviendo en NYC. Es 22 de diciembre del 2016 y no soy una persona sana, me veo peor que cuando jugaba póquer e hice una promesa mientras me comía una rebanada de pay de manzana con helado, de que mañana comenzaría mi viaje directo a perder el 10 por ciento de grasa corporal en 6 meses. No necesito decirles que existen apostadores escépticos que ya pusieron dinero en la bolsa. En su mente no hay posibilidad de que pueda completar esta apuesta. Así que arreglamos todos los detalles, pues ni siquiera conozco mi porcentaje actual de masa corporal, pero decidimos que un scan Dexa es la mejor opción de medición y, obviamente, no tomaré ningún tipo de esteroides o suplementos, tampoco habrá liposucciones, pues si lo hago me descalificarán. Y para ser completamente honesto, accedí a que me hicieran exámenes de sangre también. Una vez estipuladas las reglas, pusimos el dinero en resguardo y ¡la carrera comenzó!
Un conocido oportunista de juegos de azar se ofreció a apostar a Walter Fisher 100 mil dólares, pues no creía que pudiera bajar de peso en menos de seis meses. Fisher, desesperado y con ganas de cambiar su estilo de vida, aceptó la apuesta, y dos de sus famosos amigos entraron también a ella: Dan Bilzerian y Bill Perkins.
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Con más de un millón de dólares en juego, 500 mil se destinaron a Fisher si podía romper con la marca de 10 por ciento de grasa corporal. Además de ganarlos, se borraría su deuda de 100 mil dólares.
Con un duro camino por delante, y un índice de grasa corporal arriba del 30 por ciento y sin habilidades atléticas aparentes, el jugador de póquer buscó la ayuda profesional del entrenador Chris DiVecchio, dueño de un famoso gimnasio en Los Ángeles, California.
Comenzó con un régimen de 30 minutos intensos de entrenamiento, siete días a la semana. Eventualmente este tiempo fue aumentando, y a los tres meses su índice de grasa había bajado a 13.5 por ciento, no lo suficiente para ganar la apuesta.
Comencé a comer avena y claras de huevos. Entrenaba 10 horas al día, con 5 horas de cardio. Bebía aminoácidos y glutamina para mantener fuertes mis músculos. Comía, entrenaba y descansaba, eso es todo, la grasa comenzó a derretirse. Subieron mis calorías y la intensidad de mi cardio. Comía mucha tilapia, que es alto en proteínas, bajo en grasas y alto en omegas.
Y, por fin, después de seis meses y un arduo trabajo, Fisher logró perder 30 kilos. Ahora pesa 75, y logró reducir su grasa corporal a un 8.8 por ciento. Al respecto, Fisher declaró a distintos medios:
De estar en lo más bajo a donde estoy ahora es un verdadero logro y una gran transformación. Mucha gente habla, pero el 99 por ciento de ellos no lograría hacer lo que yo hice, aún cuando el dinero es el incentivo, pero yo no me rendí, y esto me hace sentir que no hay nada que no pueda hacer.