En Australia, al igual que en México, ser escort, esto es, una persona que ofrece su compañía a cambio de remuneración, es legal, incluso cuando incluye “favores sexuales” como parte del servicio, siempre y cuando los involucrados sean adultos y lo hagan de modo libre. En caso de ser hombre, el trabajador puede llamarse gigoló.
Samuel Hunter, de 43 años, es un escort australiano que se ha hecho notorio en redes sociales. El gigoló basado en Sídney, Nueva Gales del Sur, ha sorprendido a todos al compartir que gana alrededor de 10 mil dólares americanos al mes por sus servicios y que en gran medida le debe su éxito a su “cuerpo de papá”.
Su clientela: lo “buscan por su cuerpo”
El gigoló admite, divertido, que su “cuerpo de papá” es lo que atrae a su clientela, que suele tener edades de 35 o más años, pero las edades de las mujeres que lo solicitan varían entre los 23 y los 70 años. Usualmente atiende a siete clientes al mes y suele tener entre tres y diez clientes regulares en un momento dado.
Hunter habla de cómo muchas de sus clientas tienen alguna discapacidad y cómo estas representan prácticamente la mitad de sus citas regulares. Debido a la forma en que se prolongan las sesiones con su clientela, solo puede atender a una clienta al día, en contraste con las escorts femeninas que suelen (y muy seguido tienen que para que “costee”) ver a múltiples clientes diariamente.
El servicio
En una entrevista, Hunter asegura que sus citas de trabajo suelen extenderse por alrededor de cuatro horas, una hora y media de las cuales se dedican a la plática y al establecimiento del humor para el resto del tiempo, durante el que pueden tener un rato agradable en público o “ponerse más cómodos en la intimidad”.
El gigoló dice que el precio por sus servicios ronda los 300 dólares y que es rara la vez que lo emplean por menos de dos horas, siendo el “paquete de cuatro horas, con costo de 900 dólares” su servicio más demandado. En contraste, las escorts femeninas suelen tener citas de solo una hora, que es lo más común en su línea de trabajo, usualmente teniendo que rechazar a clientes que piden “menos de una hora”, quienes son bastante frecuentes.
Gigoló por convicción
Hunter habla sobre sus inicios en el negocio y cómo la iniciativa Touching Base (TB) lo inspiró para hacer lo que se ha convertido en su trabajo ideal. TB es una organización de caridad, activa desde 2000 y con base en la misma ciudad del escort cuarentón, que se encarga de poner en contacto a personas con discapacidad y a trabajadores de la industria sexual.
Tanto la organización TB como Hunter hablan sobre la necesidad de atender a gente con necesidad de cercanía con otros seres humanos, poniendo énfasis en la accesibilidad, la no discriminación, los derechos humanos y los asuntos legales que una “industria sexual saludable” implica.
Modo de vida lujoso
Cabe destacar que además de la generosa paga recibida por el trabajador sexual australiano, no es raro que sus clientas le patrocinen viajes, asistencias a eventos e incluso ratos de relajación en restaurantes u otros lugares “de caché”, lo que ha convertido la carrera profesional de Hunter básicamente en una de relajación y de esparcimiento. Además, ese modo de vida le permite mostrar a sus clientas “la mejor versión de sí mismo”:
Mis clientes reciben la mejor versión de mí: no les toca sufrir al tipo que se la pasa todo el día tomando café y viendo su celular; a cambio yo también suelo recibir de ellas su mejor versión y esto es algo que en otro tipo de relaciones jamás se ve.