Los perros policía de su ciudad eran abandonados después de haber cumplido sus años de servicio, pero él no pudo dejarlos desamparados. Bai Yan les dio un nuevo hogar a todos estos peludos oficiales retirados.
Yan es un policía de la provincia de Zhejiang que tiene a su cargo un equipo de más de 30 perros policía, y entre ellos estaba su inseparable compañero Sonny. Un día a este peludo amigo le diagnosticaron cáncer y los médicos aconsejaron que lo mejor era sacrificarlo. Pero Yan no abandonó a su leal pareja de servicio.
Este amante de los animales adoptó a Sonny y lo cuidó en su hogar. Con el tiempo, el antiguo protector de la ley fue recuperando la salud y para Yan fue una muestra de que los perros, como todo ser vivo, necesitan atención, comprensión y ternura.
Después se enteró de que, así como Sonny, otros perros policía terminaban su servicio y eran dados en adopción. Pero no todos tenían la suerte en encontrar un nuevo hogar y muchos acababan abandonados en las calles o eran sacrificados.
Así que no se quedó de brazos cruzados y decidió hacer algo al respecto: invirtió 150 mil dólares para construir un refugio de perros retirados y gran parte de la construcción la hizo él mismo.
El lugar está principalmente diseñado para perros de avanzada edad, pero también cuenta con áreas de juego y estructuras para hacer ejercicio. Bai dedica todo su tiempo libre a cuidar a una jauría de 14 ex policías caninos.
El gasto que realiza cada mes es de aproximadamente 146 dólares en alimento, equipo terapéutico y de limpieza. Pero el dinero no le importa porque sabe que está haciendo la diferencia:
Los perros policía mueren antes que las mascotas. Ellos han trabajado toda su vida y quiero que pasen sus últimos años cómodamente. Quiero envejecer con ellos. Cuando se sientan conmigo o corren en el patio parece que son jóvenes, y eso mismo me hacen sentir a mí.
Un buen soldado (o policía) nunca deja solo a un compañero, y Bai Yan se ha convertido en el protector de todos estos justicieros retirados. Sus acciones nos hicieron derramar lágrimas de macho.