Jhon Jairo Velásquez Vásquez fue una pieza central durante los ochenta para el temible Cartel de Medellín, comandado por Pablo Escobar Gaviria. Este hombre mejor conocido como Popeye era el encargado de eliminar a todos aquellos que estorbaban a los fines del capo colombiano. En 1991 se entregó a las autoridades y con toda frialdad confesó haber asesinado a 300 personas, además de participar en 3,000 homicidios más.
Durante el tiempo que colaboró con Escobar se convirtió en su jefe de sicarios, lo que incluyó el asesinato de Luis Carlos Galán, candidato a la presidencia de Colombia quien no quiso pactar con el Cartel. De hecho, a Popeye solo se le juzgó por su participación en este crimen y no por los demás.
Pasó 20 años en la cárcel de máxima seguridad de Cómbita, en Colombia, hasta el 27 de agosto de 2014, cuando se le concedió la libertad condicional, aunque constantemente se le acusaba de reunirse con capos de la droga.
Desde su liberación ocupó su tiempo en convertirse en youtuber, con el nombre de “Popeye Arrepentido” hablaba sobre el odio y la violencia, y manifestaba su apoyo a las campañas de la ultraderecha, con lo que ganó mayor notoriedad de la que ya tenía.
En sus años de actividad criminal se convirtió en uno de los más allegados a Escobar, incluso se ofrecían hasta 2 millones de dólares por información que llevara a su captura, aunque finalmente fue él quien se entregó.
Aunque muchos no se lo creyeron, a través de su canal lanzaba críticas al gobierno, al proceso de paz con la guerrilla, así como de sucesos en México, Venezuela y otros países, con lo que alcanzó miles de suscriptores.
Su deseo, decía, era que las personas se dieran cuenta que “no vale la pena delinquir”, así que también escribió libros, actuó en cine y preparaba el guion para una película, obviamente todo esto con el tema de Escobar, a quien siempre siguió llamando “El Patrón”.
En mayo de 2018 fue a prisión de nuevo, acusado de extorsión y de tratar de organizarse para delinquir. Desde el 31 de diciembre salió de la cárcel para ser internado en el Instituto Nacional de Cancerología de Bogotá, ya que desde tiempo padecía de un cáncer de esófago que finalmente se extendió a los pulmones, hígado y otros órganos, y falleció a los 57 años.
Durante el tiempo que estuvo en el hospital solo se le aplicaban cuidados para aliviar el dolor, pues ya no había nada que se pudiera hacer por salvar su vida.
Desde muy joven ingresó al Cartel de Medellín y orgulloso decía que nunca se dedicó a “delitos menores”, como robos y esas cosas, sino que desde el principio se dedicó a asesinar personas. Siempre lució orgulloso los tatuajes en sus brazos que decían: El General de la Mafia.
En esta ocasión Popeye, siempre tan cerca de la muerte, no pudo evitar que se lo llevara.