Hoy les contaremos una historia de superación, pero también de un hombre que defendió sus tierras e hizo hasta lo imposible para demostrar que estaban siendo contaminadas, aunque eso le costó 16 años de estudio.
Todo comenzó en 2001 cuando la compañía estatal Qihua Group, dedicada a la producción de cloruro de polivinilo (PVC) liberó de 15,000 a 20,000 toneladas de desechos químicos al año, e instaló una planta en la provincia de Heilongjiang, en China, cuyos desechos iban a parar al río del lugar.
Wang Enlin, un hombre de 60 años originario de la aldea Yushutun, jugaba cartas con sus amigos en víspera del Año Nuevo Lunar cuando se dieron cuenta de que la casa en la que se encontraban estaba inundada por aguas residuales de la fábrica.
La contaminación del líquido vital comenzó a afectar las tierras agrícolas a tal grado que no se pudieron usar durante mucho tiempo. Entre 2001 y 2016, la empresa Qihua continuó arrojando deshechos peligrosos a la aldea, en donde sus residentes dependen de la agricultura para ganarse la vida.
Wang sabía que la empresa estaba haciendo algo ilegal y decidió ponerla en evidencia ante las autoridades: “Sabía que tenía razón, pero no sabía qué ley había roto la otra parte o si había pruebas que lo demostrara”, dijo en una entrevista. Para armar su caso, el hombre decidió estudiar derecho por sí mismo y repasar las leyes de su país, trabajo que le tomó 16 años de su vida, pero que fue bien recompensado.
El agricultor, que había abandonado la escuela primaria en el tercer grado, comenzó a leer un montón de libros sobre leyes, ayudado de un diccionario para comprender términos académicos y complejos. Como los libros eran muy caros, Wang acudía a la biblioteca local y copiaba la información a mano en una libreta y después repasaba.
Conforme fue adquiriendo conocimientos legales sobre el problema al que se enfrentaba, pidió a sus vecinos ayuda para reunir pruebas, pues sus granjas también habían sido contaminadas por el Grupo Qihua, y poco a poco fueron construyendo el caso en su contra.
En el año 2007, Wuang y sus vecinos hicieron la primera petición ante el tribunal de justicia, pero este comenzó a procesar el caso hasta el año 2015, o sea 8 años después de la petición original. A pesar de la tardanza, las evidencias reunidas durante los 16 años de estudio hicieron que Wang y los vecinos ganaran la primera instancia.
El Grupo Qihua, que tiene un patrimonio que supera los 328 millones de dólares, apeló contra la decisión, pero poco pudieron hacer, ya que todo señalaba que la provincia había sido duramente afectada por la contaminación del lugar.
El Tribunal de Distrito de Angangxi de Qiqihar dictaminó que las familias en la aldea de Yushutun recibirían una compensación financiera del Grupo Qihua por un monto de 820 mil yuanes (110,000 dólares) para recompensar el daño ambiental.
Caballeros, esta fue la historia de un hombre que no descansó hasta demostrar que sus tierras habían sido arruinadas y logró que los culpables se hicieran cargo de resarcir los daños.