Una chica japonesa, llamada Reiko, compartió la manera en que su excepcional padre la educó con respecto al consumo de alcohol. Ella también fue una niña rebelde y sus padres no sabían qué hacer con ella.
Pero su padre le dio una lección que nunca olvidó, y que pudo combinar con su enorme deseo de libertad. Esta es la historia:
“Cuando era joven era un poco rebelde. Me juntaba con algunos ‘chicos malos’ y hacía cosas estúpidas, pero nada como para meterme en problemas. Cuando llegué a la edad de beber, creo que mis padres se preocuparon pero no sabían qué hacer. Sabían que no importaba lo que me dijeran, de todos modos yo lo iba a hacer, así que estaban atorados. Finalmente un día mi padre me dijo lo siguiente: ‘Oye Reiko, salgamos a beber algo juntos. Te puedo llevar a donde quieras y puedes pedir lo que quieras. Podemos ir a varios lugares bonitos, ¡será grandioso!’.
Como cualquier persona joven que es invitada a beber por su padre, realmente yo no quería ir. Pero al mismo tiempo estaba interesada en ver cómo estaba la vida nocturna. Apenas había probado un poco de esas salidas.
Así que fuimos, solo yo y mi papá…
Una vez que estuvimos en el centro de la ciudad, esto fue lo que me dijo:
‘Muy bien, Reiko, bebe todo lo que quieras. Bebe hasta que no puedas más. No te preocupes, yo me aseguraré de que llegues a casa. Siéntete libre de volverte loca’.
Fue realmente raro el que mi padre me dijera ‘Bebe todo lo que quieras’. ¿Mi mamá no se volvería loca si llegara borracha a la casa? Pero eso no me preocupó mucho. Ya había llegado hasta ahí, y mi papá me había dicho que pidiera lo que quisiera, así que decidí sacar toda la ventaja de esta oportunidad.
La primera parada: un restorán de carne y parrillada
La mesera pensaba que yo era la “nueva novia” de mi papá, y él estaba feliz de jugar con eso.
La segunda parada: un club nocturno
Tomé algunos tragos, y la gente seguía pensando que yo era su novia. Eso lo ponía todavía más contento. Seguía bromeando con eso.
La tercera parada: un bar de sushi
El chef se portó muy amable, aunque tenía una pizca de envidia cunado habló con mi papá. Dijo que para los padres, salir con los hijos -lo que estaba haciendo mi papá conmigo- era un sueño hecho realidad. Mi papá estaba emocionado y me alentaba a seguir comiendo y bebiendo, ya que esta era una rara oportunidad de salir solo los dos.
La cuarta parada: un bar
Ya no recuerdo mucho en este punto. Realmente no recuerdo qué bebí… de lo que hablamos…
La quinta parada: otro bar
No recuerdo nada. Estoy casi segura de que colapsé en la caja registradora.
Después de eso, papá llamó a un taxi y me llevó a casa
Recuerdo que recuperé la consciencia por unos instantes: ‘Papá, lo siento, estoy ebria’. Y él me contestó: ‘está bien. Solo vamos a dormir’.
A la mañana siguiente desperté y me sentía terrible
No solo por la resaca, sino por la vergüenza de haber bebido demasiado, y todo enfrente de mi padre. No quería mirarlo a la cara luego de lo acontecido en la noche.
Cuando bajé a la sala, mi papá ya no estaba. Mi madre entregó un anota que había dejado mi padre para mí.
La nota…
‘Para Reiko. Anoche fue muy divertido. Deberíamos hacerlo de nuevo alguna vez. Sin embargo, Reiko, ¿sabes cuánto bebiste anoche, hasta llegar a un nivel de estar casi noqueada? Te tomaste 2 cervezas y cinco chuhai (bebida japonesa). Ese es tu límite. Desde ahora, cuando salgas a beber con amigos, asegúrate de parar antes de alcanzar ese límite. En el mundo hay gente mala y algunos pueden aprovecharse de ti. No puedo estar contigo siempre, así que esto es lo que haremos, ya que ahora conoces tu límite, así que ahora puedes autoprotegerte. Yo sé que puedes hacerlo. Te ama, papá’.
Después de esto terminé mi desayuno entre lágrimas. Mi padre y mi madre me dijeron que habían estado preocupados por mi conducta. Como sabían que era inútil decirme las cosas, mi papá decidió mostrarme cómo protegerme a mí misma.
Por eso te agradezco, papá. Porque lo que tú hiciste me ha permitido nunca sobrepasar el límite; así que no he tenido ningún problema.
Ahora, años después, mi papá ya no es tan cool. Es un hombre viejo. El joven que me llevó. El tipo que me llevó a beber aquel día, ya no está.