Vladimir Putin se fue de vacaciones a Siberia, pero no se la pasó descansando en un hotel, sino recorriendo a pie las rocosas montañas y disfrutando de un fin de semana de senderismo.
Sobran las evidencias de por qué es el Chuck Norris de los presidentes, pero solo hace falta ver lo que hace durante sus vacaciones para confirmar que Vladimir Putin es el mandatario más rudo que existe.
Según el portavoz presidencial, Dmitri Pezkov, Putin se encontraba de camino hacia la ciudad industrial Kémerovo y decidió adelantar su vuelo para hacer una parada en la República de Tuvá, ubicada en la parte oriental de Siberia.
Antes de continuar con su agenda presidencial, el líder ruso se dio permiso de pasar un fin de semana en la naturaleza acompañado de sus ministros. En esta expedición recorrió el campo junto a Sholban Kara-ool, jefe de Gobierno de Tuvá; Serguéi Shoigú, el ministro de Defensa de Rusia; y Alexánder Bortnikov, el jefe del Servicio Federal de Seguridad de Rusia.
Vladimir se embarcó en un bote para cruzar el río Yeniséi y pasó sábado y domingo caminando por las montañas de Tuvá. Mientras otros hombres aprovechan sus fines de semana para beber y pasar el tiempo acostados, Putin se calzó las botas y recorrió el campo.
A sus 65 años, y con una excelente condición física, el presidente de Rusia demostró que es capaz de dirigir una nación y disfrutar de pasatiempos como el senderismo y la pesca.
No es la primera vez que Putin pasea por Tuvá y en ocasiones anteriores ha dado muestra de su afición al campo: sumergiéndose en lagos de agua helada para conseguir atrapare peces lucios con sus propias manos y montando caballos a campo traviesa.
Tal vez otros presidentes disfrutan de sus vacaciones en una playa o un spa; pero solo Vladimir Putin sale a recorrer a pie su nación. Él no fue a admirar el paisaje… fue a darle un toque de rudeza a las montañas.