Harry Scott acude a McDonald’s en Workington, en Reino Unido, todos los días -excepto los domingos- desde que su esposa murió hace 6 años.
Siempre pide una Cajita Feliz, lo que lo ha convertido en un cliente popular entre los empleados, quienes para ayudarlo a vivir con su soledad, pues no tiene a nadie más en el mundo, decidieron organizarle una fiesta sorpresa para celebrar su cumpleaños 93.
Scott empezó a visitar el local en Workington, al menos seis veces a la semana desde que su mujer Martha murió. Y se ha convertido en un cliente tan popular que ya tiene su propia mesa.
La semana pasada, para agradecer a Harry su fidelidad, los empleados del restaurante pusieron carteles y globos para celebrar su cumpleaños 93. Además, el anciano pudo disfrutar de su habitual Cajita Feliz, pero esta vez gratis.
El jubilado suele ir al local a mediodía para comer un menú infantil, a veces también vuelve para la cena.
La razón por la que siempre pide una Cajita Feliz es porque no tiene apetito, según él mismo ha comentado. Sin embargo, en opinión de los empleados, es muy alegre y está lleno de vida, especialmente para una persona de 93 años.
“Los niños que vienen aquí son como míos, porque yo no tengo los míos. Es una compañía para mí. Cuando hicieron la fiesta sorpresa tuve que limpiarme las lágrimas de los ojos”.
Solo los domingos ve a una ahijada, quien lo invita a comer. El resto de los días su familia son los empleados y los comensales de McDonald’s.