Durante años se ha visto a las personas con capacidades diferentes como si su vida estuviera condenada a permanecer en casa, sin poder realizar sus sueños y dedicarse a las cosas que más aman hacer, pero afortunadamente esto ha ido cambiando y hoy vemos casos de éxito como el de Gabriel Bernardes, quien se ha convertido en un reportero excepcional, demostrando que el Síndrome de Down no es una limitante, sino simplemente una condición diferente y nada más.
Gabriel mostró su interés por la cocina desde que era un niño, sobre todo en la elaboración de postres y pasteles. Ahora, a sus 24 años es un reconocido chef en su natal Sao Paulo, Brasil, ya que gracias al apoyo constante de su familia se dedicó a estudiar para conocer los secretos de la elaboración de platillos gourmet, ya que su sueño es ser un chef reconocido y ahora que es todo un especialista lo buscan por el excelente sabor y la presentación que le da a sus creaciones.
Al principio nada más preparaba postres para sus familiares, ya que se dio cuenta de que lamentablemente hay discriminación hacia las personas con capacidades diferentes y esto se da en todas las áreas, sin embargo, pensó que era momento de demostrar que esto no significa que no puedan destacar y se aventuró a iniciar su propio negocio de venta de repostería y pasteles, llamado Downlicia, que es un juego de palabras entre “Down” y “delicia”.
En Sao Paulo su negocio ya es muy popular debido a su gran sabor y calidad, así que día a día tiene que atender numerosos pedidos, sobre todo de su especialidad: trufas combinadas con diversos sabores. Además comparte fotografías y videos donde explica sus recetas a través de Instagram, en donde tiene más de 130 mil seguidores. En YouTube tiene más de 13 mil suscriptores y aunque graba sus videos en portugués, ya están disponibles con subtítulos en otros idiomas, pues lo siguen en diversas partes del mundo.
Otra de las características que le han permitido alcanzar el éxito es el enorme carisma que tiene, lo que lo ha llevado a ir logrando su sueño, no solo de ser un reconocido repostero, sino de que los demás dejen de ver a las personas con Síndrome de Down como “inútiles” o “tontos”, sino que tienen la misma capacidad que cualquiera para poder desempeñarse en el área que se propongan y dejen de verlos como si fueran una “especie rara”.