Actualmente es común viajar más rápido que el sonido, cuya velocidad es de 344 m/s en el aire, lo que equivale a 1238.4 km/h, es decir, que se puede recorrer poco más de un kilómetro en tres segundos de tiempo. Sin embargo, antes de la década de los 40 esto parecía una proeza inalcanzable para el ser humano. No fue sino hasta 1947 que Chuck Yeager, un piloto estadounidense con tan solo 24 años, rompió la barrera del sonido.
Chuck nació en 1923 en West Virginia, hijo de padres granjeros con quienes vivió hasta que se unió a la Fuerza Aérea de los Estados Unidos a la edad de 18 años, pero no fue aceptado como piloto, ya que no le veían muchas habilidades. Tres meses después de su ingreso estalló la Segunda Guerra Mundial y ante la necesidad de combatientes “bajaron” los estándares de selección y pudo ser elegido como piloto.
Cuando era un niño estuvo en un campamento militar y de ahí le nació el gusto por pertenecer a las Fuerzas Armadas, así que en cuanto terminó el bachillerato se enlistó. Durante los tres meses en que no fue aceptado para recibir entrenamiento como piloto estuvo como mecánico en la Base Aérea “George”, en Victorville, California, lo que sin duda le sirvió también como experiencia.
Desde el inicio de su entrenamiento como piloto se destacó por sus habilidades, pues era capaz de atinar a un ciervo a 550 metros de distancia. En cuanto terminó su preparación, en mayo de 1943 fue enviado a una base en el Reino Unido. En su octava misión en la Segunda Guerra Mundial fue derribado en Francia, pero afortunadamente lo rescataron combatientes de La Resistencia, a quienes les enseñó a fabricar bombas.
En agradecimiento, los combatientes franceses lo ayudaron a escapar hacia una zona neutral en España a través de los Pirineos, donde encontró a “Pat” Patterson, un combatiente que también trataba de escapar, pero había recibido un disparo en la rodilla. Chuck hizo lo que pudo para ayudarlo, lo que incluyó amputarle la pierna y llevarlo hasta un lugar seguro, por lo que fue condecorado con una Estrella de Bronce.
A su regreso a los Estados Unidos le dijeron que ya no regresaría a combatir de nuevo, ya que las reglas no permitían regresar a pilotos que hubieran escapado, pero le pidió directamente al general Eisenhower que le permitiera volver a la guerra y le fue concedido. Durante su participación en la Segunda Guerra Mundial derribó trece aeronaves enemigas en un total de 64 misiones. Además, derribó cinco aviones enemigos en un un solo día, por lo que era considerado un “As”. Regresó a Estados Unidos en febrero de 1945.
A su regreso se casó con Glennis Dickhouse, su novia de toda la vida, y se graduó como piloto e instructor en la Air Material Command Flight Performance School y luego fue seleccionado para un vuelo secreto de la Bell Aircraft Company en una aeronave X-1. El objetivo era medir la capacidad de la nave y del piloto para resistir las condiciones extremas de un vuelo supersónico.
Dos días antes de la prueba, Chuck fue derribado por un caballo y se rompió dos costillas, por lo que estaba temeroso de que no le permitieran hacer la prueba, así que solamente le comentó del accidente a sus esposa y a su amigo Jack Ridley. Luego fue con un médico para que le arreglara las costillas y, de esa manera, pudo hacer la prueba, en la que el 14 de octubre de 1947 se convirtió en el primer hombre en romper la barrera del sonido, un hecho que marcó la historia.