El chef Gordon Ramsay es conocido por ser una de las personas más temperamentales, rudas y temidas de la televisión. Sea por su forma de humillar a las demás personas o por esa cara de pocos amigos, es el más amado/odiado de la televisión actualmente.
Hace poco vimos que en su hogar no es tan diferente y declaró que con sus hijos es igual de estricto pues no quiere que sientan que son privilegiados por tener un padre famoso, por lo que no tienen acceso alguno a su fortuna.
Aunque el hombre puede criar a sus hijos como le venga en gana, algunas personas en Internet aprovecharon la ocasión para criticar la manera en que Ramsay cuida de ellos.
Todo salió de control cuando Ramsay mencionó que él y su esposa Tana viajan en primera clase, mientras sus cuatro hijos viajan en clase económica. Esto no le pareció a muchas personas, quienes lo tacharon de irresponsable, tacaño y mal padre.
Esto no le quita el sueño al chef más temido de la televisión e hizo esta declaración poco después de la emisión de su programa The F Word:
“Recibí mi**da de un periódico la semana pasada por no sentar a mis hijos en primera clase. Yo no viaje en un maldito avión hasta los 19 años y cuando por fin lo hice me senté en un avión lleno de gente, durante ocho horas comiendo alimentos preparados hace tres semanas. Yo estaba feliz por estar en un avión”.
“El hecho de sentar a un niño de 6 años en un asiento de primera clase de 15 mil dólares que vaya de Los Ángeles a Londres… Simplemente podría comprar un auto por ese precio”.
Buen punto, Ramsay, aceptamos que hay razón en sus palabras, tampoco significa que no trate a sus hijos de una manera digna, simplemente vuelan en clase turista. Además, el cocinero del diablo defendió sus habilidades como padre y agregó:
“No. Debo mantenerme real con los niños, y también creo que llevar a los chicos de cinco, seis y siete años en primera clase, en esos grandes asientos, ni siquiera necesitan tanto espacio, ellos se divierten con sus iPads”.
“Me gusta pensar en qué hacer con todo ese dinero ahorrado una vez que aterrizamos, en lugar de pagar miles de dólares por un asiento para los chicos de ocho y nueve años que van en primera clase.
“No quiero que se sienten ahí con un menú de 10 platillos y champagne. No siento pena, es la decisión de mi esposa y mía sobre cómo disciplinarlos”.
Punto para Gordon, señoras y señores, si lo ven de esa manera tal vez tenga razón, después de todo, muchos de nosotros sobrevivimos nuestra infancia sin lujos y todo salió bien.