Ser un astronauta y extender las fronteras de la humanidad hacia el espacio es el sueño y ambición de hombres y mujeres que buscan la excelencia en la persecución de un futuro en el que el límite ya no sea el cielo y, por supuesto, en esas andanzas, la gente de origen latino no se puede quedar atrás, aunque no todo es miel sobre hojuelas, como lo ha descubierto Francisco “Frank” Carlos Rubio.
El astronauta estadounidense de origen salvadoreño Frank Rubio, de 47 años, ha estado de misión en la frontera entre la Tierra y el espacio infinito en la Estación Espacial Internacional (EEI) por prácticamente medio año. Debido a desperfectos técnicos, tendrá que permanecer ahí hasta otros seis meses, lo cual podría propiciar que se convirtiera en el primer estadounidense de ascendencia latina en desempeñarse en misión espacial durante un año entero.
Con esperanzas de volver, pero “con los pies en la tierra” al respecto
El 21 de septiembre de 2022, Frank se tuvo que adaptar a los rigores de la vida en el espacio, en lugares con dimensiones reducidas y una cercanía muy grande con otras personas, para cumplir con su papel como reemplazo de la cosmonauta rusa Anna Kíkina, con el fin de convertirse en parte de la expedición 68, en calidad de miembro temporal. En un par de semanas ya se habrán cumplido seis meses de la llegada del astronauta a la EEI y parece que su estancia podría ir para largo.
Recientemente se informó que “desperfectos en la estación, que ocurrieron a raíz de daños sufridos por la nave”, retrasarían la vuelta de Frank a casa. Se estima que los daños podrían traducirse en un retraso de al menos tres meses, aunque podría extenderse hasta seis meses. Según se dice, el problema que sufren es una fuga de refrigerante, pero no se han dado más detalles al respecto, excepto que ya lo están solucionando.
Sin temor al éxito: piloto, cirujano y astronauta políglota
Frank Rubio, un doctorado en medicina, suma 10 mil 100 horas de vuelo, incluidas 600 horas combate, y para facilitar su comunicación con sus pares rusos de la EEI, aprendió el idioma de Dostoyevski tras su travesía en la Soyuz MS-22, cuando estuvo en compañía del comandante de la tripulación 68, Serguéi Prokópiev, y con su colega de tripulación Serguéi Petelin, así como otros tres tripulantes moscovitas.
El mero hecho de haberse entrenado y preparado para los rigores del espacio durante cinco años y otros dos más para la expedición 68 en particular, así como estar dispuesto a incorporar otro idioma a su acervo cultural por el bien de la convivencia habla de un espíritu de superación y una dedicación envidiables. La decisión de convertirlo en el 12° hispano en formar parte de la EEI fue tomada por la NASA en 2017, cuando fue seleccionado de entre 18 mil candidatos aptos.
Sí, muy bonito eso del récord, pero quiero ver a mi gente
Mi familia siempre me ha apoyado y su forma de abordar mis asuntos siempre es muy optimista y positiva. Luego de saber que mi permanencia en la EEI se alargaría le dediqué especial atención a asegurarle a mi madre que todo saldría bien, como siempre me ha dicho ella. Aunque cuesta acostumbrarse a la vida aquí arriba, en particular a la gravedad, hay que aprender a vivir con los pies pegados al piso.
– Frank Rubio
Entre estudios científicos relativos al cultivo hidropónico y aeropónico, que podrían ser la clave para subsanar el déficit de alimento en expediciones largas y estaciones espaciales, así como para colonizar otros planetas, como Marte, su esfuerzo está dando frutos, pero admite que le gustaría estar de vuelta en casa. Sin embargo, sin posibilidad de volver en el futuro cercano, cabe esperar que el astronauta aproveche la oportunidad para sumarle “kilómetros espaciales” a su estancia en la EEI.