Sabemos que los asesinos seriales, por lo regular, tienen una gran inteligencia, lo que les permite cometer varios crímenes sin ser atrapados, pero también que no tienen sentimientos de culpa aparentes porque consideran que las muertes que provocan “son porque así tenía que ser”.
En algunos casos, pueden llegar a tener conductas que resultan aterradoras, como Todd Kohlhepp, acusado de siete homicidios (aunque él asegura que son más) y quien además compartía reseñas en Amazon de algunos productos que usaba en sus crímenes, como una pala con la que enterró a algunas de sus víctimas.
Nació el 7 de marzo de 1971 en Florida, Estados Unidos. Cuando tenía dos años, sus padres se divorciaron y un tiempo después, su madre se casó con otro hombre, lo que significó un gran dolor para Todd, porque se mudaron a otro estado, lejos de su papá. Lo malo de esto fue que la relación con su padrastro era terrible, por lo que el pequeño imploraba irse con su padre biológico.
Desde que estaba en la guardería comenzó a mostrar conductas violentas hacia sus compañeros y maestras. En casa, destrozaba su habitación con un martillo, tenía ataques de cólera y atacaba animales, especialmente perros, con una pistola de aire comprimido de su padrastro.
A los nueve años, su madre lo llevó al psiquiatra, quien señaló que la única emoción que Todd mostraba era la ira, por lo que su carácter era explosivo y con una fuerte tendencia hacia “contenidos sexuales”. Después de este diagnóstico fue internado por tres meses.
Cuando salió del hospital se fue una temporada con su padre biológico, pero esto tampoco funcionó y pasó de ser un niño a un adolescente todavía más violento. A los 15 años, secuestró y abusó sexualmente de una joven de 14 años.
Todd fue arrestado y acusado como delincuente sexual, por lo que recibió una condena de 15 años. Algo que llama la atención es que el juez destacó que se trataba de un joven muy inteligente pero muy peligroso por su personalidad y conducta. Además, aseguró que “ni la intervención profesional más intensa y costosa” lograría rehabilitarlo.
El hombre cumplió los 15 años de condena y al salir, se fue a vivir a Carolina del Sur, cerca de donde vivía su madre. Todo parecía bien, pues se había graduado como licenciado en Informática mientras estaba en la cárcel y empezó a tener empleo como diseñador gráfico.
En 2006 se convirtió en agente inmobiliario y le empezó a ir muy bien en su propia empresa. Se graduó como administrador de empresas y obtuvo su licencia como piloto, porque le apasionaba la aviación. Además, compró varias propiedades. Se le conocía como un hombre profesional en su trabajo y extrovertido.
Algunos de sus conocidos reconocieron que le gustaban las armas de fuego y comúnmente usaba lenguaje con alto contenido sexual, sobre todo con las mujeres del bar que frecuentaba, por lo que las chicas del lugar ya no querían atenderlo.
Kala y Charlie eran dos jóvenes que se dedicaban a la limpieza de casas y de pronto desaparecieron. La policía trianguló las últimas llamadas que hicieron y dieron con una vivienda en la que se encontraba un enorme contenedor metálico. En su interior estaba Kala encadenada, quien de inmediato dijo que el responsable era Todd.
En noviembre de 2003, entró a un taller de motocicletas y, sin más, disparó. Todd asesinó al dueño, el gerente, un mecánico y la encargada de la contabilidad, que era la madre del dueño. El asesino declaró que se habían burlado de él por no saber manejar una de las motos y eso lo enfureció.
En 2015 secuestró y asesinó a Johnny Joe Coxie, de 29 años, y a Meagan Leigh McCraw-Coxie. Meagan trabajaba en uno de los restaurantes que visitaba con frecuencia. En 2016 ocurrieron los hechos con Kala y Charlie, en los que este último también fue asesinado.
Todd admitió todos estos crímenes y aseguró que había cometido varios más durante 1983 y 1986 y después de salir de la cárcel, entre mediados y finales del 2001. Debido a que se declaró culpable, no fue condenado a pena de muerte, pero sí a siete cadenas perpetuas.
En Amazon, y firmando como “Me” (Yo), escribía reseñas como la de una pala, en la que decía que “Guárdela en el coche para cuando tenga que esconder los cuerpos y deje la pala de tamaño grande en casa”. Sobre unos candados escribió:
Sólidos candados… tengo cinco en un contenedor de navegación… no los detendrá, pero con seguridad los retrasará hasta que sean demasiado viejos para que les importe.
Los comentarios eran una referencia a los asesinatos que había cometido y al lugar donde mantuvo secuestrada a Kala, lo que hace todavía más escalofriante la historia de este asesino serial, quien no volverá a quedar en libertad.