Hemos escuchado muchas historias locas y rumores acerca de la última película de Leonardo DiCaprio, The Revenant, dirigida por el mexicano Alejandro González Iñárritu. Y como se ha dicho, esta película está basada en hechos reales; pero resulta que el hombre que inspiró el personaje de Di Caprio tiene la historia más loca de todas.
Hugh Glass era un comerciante de pieles en las fronteras salvajes de América del Norte, durante la primera mitad del 1800, y miembro de un grupo de cazadores del medio oeste que fue atacado por los osos.
Glass era uno de los hombres de la montaña que se embarcaron en una expedición en 1823 por el extremo norte del río Missouri, en lo que hoy es Dakota del Sur, para recoger pieles de castor.
Durante la misión, un oso atacó al grupo, levantó a Glass por la garganta y lo estrelló contra el suelo. Aunque se las arregló para dispararle al oso y apuñalarlo con su cuchillo, el ataque persistió, con el grizzly arrancándole trozos de carne.
Sus compañeros lograron matar al oso, pero Glass estaba cerca de la muerte -la lesión en la garganta lo dejó sin habla y otras heridas hicieron que no pudiera caminar-.
Dos de sus compañeros se quedaron con él, mientras que el resto del grupo siguió adelante, pensando que moriría pronto. Sin embargo, cuando todavía estaba vivo, después de cinco días decidieron dejarlo atrás. Sus “cuidadores” alcanzaron al resto del grupo y les dijeron que había muerto.
Glass se quedó solo, malherido, sin armas, herramientas o alimentos -los dos hombres se llevaron todo lo que tenía-. Las posibilidades de sobrevivir a través de 250 millas de ríos helados, fauna salvaje e indios hostiles eran muy escasas.
Pero él lo hizo; con la piel del oso que lo atacó se cubrió del frío y se arrastró río abajo hasta un puesto de comercio de pieles, ya que no era capaz de ponerse de pie, pues solo tenía bien un brazo y una pierna.
En un momento se quedó en un tronco podrido para dejar que los gusanos comieran su carne y así detener la gangrena de su herida. Luego Glass se encontró con un grupo de indios Sioux que atendieron sus heridas y lo llevaron hasta el puesto de comercio.
Finalmente llegó al puesto y encontró a uno de los hombres que lo abandonaron, al cual perdonó después de que él se disculpó. Glass entonces se puso a buscar al otro hombre, del cual había oído que se había unido al ejército de Estados Unidos, en Wisconsin, ya que se había llevado su rifle.
Después de informarle lo sucedido al oficial al mando del hombre, se le dijo que si él le había hecho eso al cazador, como ahora era un soldado raso, bajo la ley de Estados Unidos, se enfrentaría a la pena de muerte.
Al final, Glass se vio obligado a conformarse con que le regresaran su rifle y el conocimiento de que el hombre había sido avergonzado frente a la tropa, además de que se le dijo que si el hombre en algún momento dejaba el ejército, Glass tendría derecho de cobrar venganza.
Según los informes, Glass fue asesinado en 1833, cuando fue emboscado por un grupo de indios Arikara, aunque su cuerpo nunca fue encontrado.