La situación por la que millones de personas están atravesando debido a la pandemia y la crisis económica está cada vez peor y aunque a lo largo de este confinamiento vimos a personas realizar acciones bondadosas como ayudar a los que más lo necesitan o simplemente respetar las medidas de salubridad, existen algunos que sin tocarse el corazón hacen aun peor la vida de gente honrada y trabajadora como Orlando Ramírez, un abuelito argentino a quien le robaron su bicicleta, dejándolo sin su medio para trabajar y sobrevivir.
Orlando es muy conocido en la comunidad de San Pedro por su carácter amable y por lo trabajador que es, ya que diariamente monta su bicicleta azul para transportar los productos que vende en los locales cercanos a la terminal de autobuses. De cariño lo llaman Pomate y padece de retraso mental leve, por eso ha causado tanto enojo que alguien le haya robado su querida bicicleta.
Mientras trabajaba se descuidó un poco, lo que el ladrón aprovechó para cometer el robo. Obviamente, Orlando se puso muy triste, ya que además de ser su medio de transporte para ir a trabajar, su bicicleta tenía valor sentimental, por lo que su sobrina Angie lo encontró llorando desconsoladamente y decidió compartir la historia en redes sociales con la esperanza de que alguien les ayudara a localizar la bicicleta.
Él es un ser humano maravilloso, de gran corazón, solidario y, sobre todo, muy respetuoso. Hoy lo encuentro llorando desconsoladamente, culpándose porque dice que ‘me dormí pata y todo, no sentí que llevaron bici mía’.
Le robaron un pedazo de su vida, le rompieron el corazón. Llora como un niño, está desconsolado, me dice que le duele el pecho.
-Angie
Los días pasaron y no hubo señales de su bicicleta y aunque Orlando dijo que no le interesaba una nueva, sino simplemente recuperar la que le robaron, la familia ya no podía soportar verlo sufrir tanto, así que decidieron cooperarse y le compraron otra bicicleta a su querido Pomate. A través de redes sociales, varias personas también se ofrecieron a regalarle una, pero estaban esperando a recuperar la que se llevó el ladrón.
Aunque no es su bici y tampoco del mismo color, según Angie, la sonrisa regresó al rostro de su tío porque puede seguir trabajando y recorriendo las calles. A partir de ahora tal vez tomará mayores precauciones y no descuidará de nueva cuenta su bicicleta.