¿Alguna vez te has imaginado en una situación límite en donde tienes que desactivar una bomba? Si cortas el cable correcto, salvas el día, pero si no es así, lo más seguro es que no vivas para contarlo.
Este fue, por unos años el trabajo del sargento británico Kim Hughes durante la guerra de Afganistán.
Junto a su equipo, en el 2009 llegó a la provincia de Helmand, en donde numerosos artefactos explosivos eran enterrados en la arena; su trabajo era encontrarlos y desactivarlos.
Sin embargo, no era un trabajo fácil, pues la tecnología no era una opción. Aunque el ejército inglés cuenta con robots y maquinaria para este trabajo, el equipo es pesado y difícil de transportar a los campos minados.
Así que, al final del día, sus herramientas se reducían a una brocha, para buscar las bombas y unas pinzas, para desactivarlas.
Hughes estima que había más de 10 mil artefactos explosivos improvisados enterrados en Helmand, su trabajo era destruirlos para asegurarse de dejar el campo libre para sus compañeros y militares de los ejércitos aliados. Comenta el sargento a Daily Mail Mail que:
Es una gran satisfacción saber que con cada bomba que removemos y neutralizamos, potencialmente salvamos a uno de los nuestros de la muerte o de ser herid, y venciendo a los talibanes en su propio juego.
En su primer semana de trabajo, cuenta que desactivaron más de cuarenta bombas, pero que una vez que se iban del lugar, llegaban los talibanes a enterrar más.
Una de las experiencias más difíciles fue cuando un dispositivo explotó e hirió gravemente a parte de su equipo. Así que tan solo con sus manos, sin protección alguna, Hughes tuvo que abrirse camino en el campo minado para rescatar a sus compañeros:
Busqué con mis dedos y descubrí un cable doble blanco. Saqué las pinzas de mi traje, sostuve la respiración y cuidadosamente corté uno de los cables.
El resultado fue favorable, pues neutralizó el explosivo y pudo abrir camino para sus compañeros heridos. Ese día murieron dos, pero muchos otros le deben la vida a este sargento.
Gracias a su labor en el ejército inglés, el sargento Kim Hughes recibió la presea George Cross, el segundo reconocimiento más importante en el sistema de honores del Reino Unido.