Caballeros, tal vez no sea su caso, pero les apuesto a que conocen a una pareja de novios que llevan una eternidad en una relación, sin embargo, no han dado “el gran paso” hacia la boda. No hay nada de malo con eso, pero cuando las personas llevan saliendo durante un largo tiempo es inevitable preguntar: “¿y para cuándo la boda?”
La decisión de compartir vida con alguien más es muy importante y muchos no se sienten listos para un compromiso tan grande como este. En muchos casos, uno de los involucrados en la relación se cansa de la situación, que es justo lo que sucedió en la historia que les contaremos hoy, pues una mujer decidió que había esperado demasiado tiempo para recibir un anillo de compromiso, así que demandó a su novio por hacerla perder el tiempo.
Gertrude Ngoma, de 26 años, y Herbert Salaliki, de 28, originarios de Zambia, han estado saliendo durante 8 años. Aunque Herbert le ha prometido casarse con ella en algún momento, parece que este no está cercano a llegar y ella, cansada de esperar a que suceda, lo ha llevado a los tribunales para exigirle que planteé sus planes a futuro. Ahora, yo entendería que el hombre se sintiera presionado, pero todo cambia cuando nos enteramos que la pareja tiene un hijo.
La prometida, además, dice dudar de la lealtad de su novio tras sorprenderlo enviando mensajes a otra mujer. “Nunca ha hablado en serio, por eso lo llevé a la corte, porque merezco saber el camino a seguir y nuestro futuro”, dijo Gertrude ante el tribunal.
En su defensa, Salaliki dijo que quiere casarse con Ngoma, pero no cuenta con los recursos económicos suficientes para planear una boda, a pesar de haber pagado el dote, y afirmó que no se lo dice porque ella no le presta suficiente atención.
En Zambia es una tradición que los hombres paguen un dote o “tarifa de agradecimiento” a la familia de la prometida como señal de que cuidarán de su esposa. Aunque él hizo ese pago, la pareja nunca ha vivido junta y tanto Gertrude como su hijo se quedan con los padres de la novia.
Sin embargo, como la pareja no está casada legalmente, la corte de Zambia no puede hacer mucho. La jueza Evelyn Nalwize, que preside el caso en el Tribunal de Kabushi, les aconsejó intentar reconciliar sus diferencias fuera de los tribunales.