Guitarrista legendario y ahora protector del medio ambiente, David Gilmour de Pink Floyd cree que el cambio climático es el mayor desafío que enfrenta la humanidad.
Sus increíbles solos y letras profundas han inspirado y deleitado a miles de personas de diferentes generaciones. El guitarrista líder de la monumental banda británica Pink Floyd sabe que la música puede ayudar a salvar a nuestro planeta.
Gilmour quiso apoyar a la organización de derecho ambiental ClientHeart, que fue fundada en el 2008 y reúne a expertos ambientales y abogados que luchan para combatir el cambio climático. El guitarrista legendario vendió una enorme colección de instrumentos para destinar el dinero reunido a esta organización.
La casa de subastas Christie’s recibió una colección de 120 guitarras del músico británico para ser puestas en venta. Él dijo que sus instrumentos ahora podían ayudar más al mundo a través de esta subasta en Nueva York:
Estas guitarras me han dado mucho, es hora de que pasen a otras personas, con la esperanza de que encuentren alegría y quizás creen algo nuevo.
La que se destacó entre todas fue la guitarra Fender Stratocaster 1969, conocida como la Black Strat, que Gilmour usó durante las grabaciones de los considerados mejores discos de Pink Floyd: The Dark Side of the Moon (1973), Wish You Were Here (1975) y The Wall (1979). La Black Strat fue vendida en 3.975 millones de dólares, con lo que se acaba de convertir en la guitarra más cara de la historia.
Fue comprada por Jim Irsay, el dueño de los Colts de Indianapolis. Pero además de comprar el estuche de esa lira por 175,00 dólares, también adquirió una Martin D-35 acústica por 1.095 millones de dólares. Gastó en total 5.24 millones de dólares en esta increíble subasta.
La colección completa de las guitarras consiguió una suma total de 21 millones de dólares, que serán íntegramente donados a la organización ClientHeart. La leyenda de rock británico dijo que esta es su manera de apoyar a la solución del grave problema del cambio climático:
La crisis climática global es el mayor desafío que enfrentará la humanidad, y estamos a pocos años de que los efectos del calentamiento global sean irreversibles. Necesitamos un mundo civilizado que continúe para todos nuestros nietos y más allá, en el que se puedan tocar estas guitarras y cantar canciones.
Gilmour entregó sus más preciados tesoros para hacer de este mundo un mejor lugar para todos. Los aplausos que le damos en esta ocasión no son por sus canciones, sino por devolvernos la fe en la humanidad.