La historia de la humanidad es tan interesante como entretenida, pues está llena de datos sorprendentes y divertidos que cualquiera pensaría que son mentira, pero no, en realidad sucedieron y son dignos de ser contados porque no faltarán las risas.
Estos son 8 hechos históricos extrañamente graciosos y entretenidos que te dejarán asombrado. Tal vez pienses que te estamos tomando el pelo, pero siéntete libre de buscar en Google más información.
1. El fraude más descarado de la historia
Charles D.B. King era un líder político liberiano que se ganó un lugar en el Libro de los Récords Mundiales por una razón bastante extraña. En 1927 fue candidato a presidente de la República de Liberia en lo que fue llamada “la elección más fraudulenta y amañada de la historia”. King ganó la contienda con 243 mil votos en comparación con los nueve mil que su contrincante se llevó. ¿Cuál fue la maña? Solo 25 mil personas eran elegibles para votar en el país en ese momento. Aun así, Charles D.B. King gobernó durante 10 años y nadie hizo nada al respecto.
2. La mujer que no reía
En 1907, una artista llamada Susan Kelly se hizo famosa por nunca reír o sonreír. Debido a esto, fue apodada “Sober Sue” y el hecho de que fuera tan antipática hizo que el Teatro Victoriano de Hammerstein, en Nueva York, ofreciera 1000 dólares a cualquiera que pudiera hacerla reír. Grandes comediantes del momento aparecieron en el escenario, pero todos ellos fallaron rotundamente.
Le contaron chistes, anécdotas, actuaron para ella, pero nadie pudo hacer que Sober Sue pintara una sonrisa en su rostro. Más tarde se reveló que la razón por la que nadie podía hacer reír a Sober Sue era porque sufría de una parálisis facial y todo el cuento de la recompensa fue una estafa para reunir multitudes y conseguir que grandes comediantes y estrellas actuaran en el teatro de forma gratuita. Chicos listos.
3. Pepsi, el sexto ejército más grande del mundo
En 1959 se organizó la Exposición Nacional Estadounidense en Moscú, con el fin de exhibir las ideologías de Estados Unidos y presentar su cultura a la gente de la Unión Soviética para hacerla consciente de los beneficios del capitalismo. Allí se dio a conocer la existencia de la Pepsi y al dirigente del partido comunista Nikita Khrushchev le encantó la bebida.
Años después, la gente de la Unión Soviética quería tener productos de la Pepsi de forma permanente, pero no pudieron pagar la bebida, ya que su dinero no era aceptado en todo el mundo. Entonces, para no quedarse sin el refresco, Rusia ofreció 17 submarinos, una fragata, un crucero y un destructor con el fin de tener en sus manos este elíxir del capitalismo. Este intercambio, equivalente a tres millones de dólares, convirtió a Pepsi en el sexto ejército más grande del mundo en aquella época. Más tarde vendieron esa flota a una empresa sueca para reciclarla y convertirla en chatarra.
4. Un soldado de más
Durante la guerra austro-prusiana de 1866, el pequeño país de Liechtenstein envió a su ejército de 80 hombres a proteger el paso del Brennero entre Italia y Austria. Aunque la tarea era proteger su territorio de cualquier ataque de los italianos, aliados de Prusia, en realidad no había mucho que hacer, más que disfrutar de las hermosas montañas, beber cerveza y fumar en pipa.
La guerra duró un mes y ocho días, y terminó con la victoria prusiana. El ejército de Liechtenstein, que se había marchado con 80 hombres, regresó a casa con 81, lo que significa que había un hombre de más. Según fuentes históricas, un oficial contrario se unió a ellos y varias otras fuentes lo describieron como un desertor. Sea como sea, probablemente a este “amigo italiano” le gustó el rollo despreocupado de los soldados de Liechtenstein y mandó al carajo la guerra para unirse a ellos.
5. El maratón olímpico más bizarro de la historia
La carrera de maratón de los Juegos Olímpicos de 1904 es uno de los eventos más extraños conocidos. Para empezar, comenzó durante uno de los días más calurosos donde los participantes debían correr sobre un campo sin pavimentar, entre polvo y aire contaminado. Aunque 32 atletas comenzaron la contienda, solo 14 de ellos llegaron a la línea. El primer atleta en cruzar la meta fue Fred Lorz, pero cuando estaba a punto de recibir la medalla de oro se reveló que había subido a un automóvil para llegar antes que todos.
El corredor cubano Félix Carvajal corría a un ritmo razonable cuando sintió hambre y se detuvo en un huerto para comer algunas manzanas, le dio el “mal del puerco” y se quedó dormido al costado del camino. Sin embargo, logró terminar en cuarto lugar. Len Taunyane, un gran corredor de Sudáfrica, fue perseguido por perros salvajes y aún así terminó en noveno, mientras que William García, de California, respiró tanto polvo que sufrió de una hemorragia estomacal que casi le cuesta la vida.
Al final, la carrera la ganó el estadounidense Thomas Hicks, quien completó el recorrido en tres horas, 28 minutos y 53 segundos: el tiempo más lento en la historia olímpica.
6. Perico grosero
Andrew Jackson, expresidente de Estados Unidos, tenía un perico gris africano llamado “Poll” al cual quería mucho. Jackson tenía la costumbre de gritar y maldecir, cosa que Poll aprendió rápidamente. Cuando el presidente murió, en 1845, llevaron a Poll a su funeral, pues eran muy unidos, pero, desafortunadamente, tuvieron que sacar al pájaro casi de inmediato porque durante los servicios funerarios comenzó a decir groserías y gritarle a la gente, tal y como lo hacía su dueño.
7. El caballo de Calígula
El infame emperador romano Calígula amaba a su caballo Incitatus tanto como odiaba a la gente. Bueno, tanto era su aprecio por el animal que el emperador decidió convertirlo en cónsul e invitaba a dignatarios a cenar con él y su caballo. Además, el equino vivía entre lujos, pues su establo era de mármol, su pesebre de marfil, tenía mantas moradas y un collar de piedras preciosas. Lo alimentaban con avena y copos de oro. Sin embargo, antes de que Calígula pudiera convertir a su caballo en cónsul ante el Senado Romano, fue apuñalado hasta la muerte junto con su esposa e hija.
8. Charlie Chaplin no se parece a él mismo
En 1915, cuando Chaplin era una gran estrella del cine mudo, se le ocurrió participar en un concurso de dobles de Charles Chaplin. Al hombre le gustaba acudir a estos eventos y ver cómo la gente copiaba su look, por lo que pensó que sería divertido hacerlo él también y ver en qué lugar quedaba. Para su propia sorpresa, quedó en el puesto número 20, pero como no iba del todo caracterizado, probablemente eso es lo que lo hizo fallar.