Además de ser un jugador de futbol, a Darío Dubois le encantaba la música black metal y como algunos de los músicos de este género, se pintaba con una técnica conocida como corpse paint, que consiste en darle un toque terrorífico a la cara, para salir a la cancha.
No era un jugador muy dotado técnicamente, pero a las personas en Argentina, donde nació, les gustaba ir a verlo jugar por su maquillaje. Era un rebelde y eso no le caía muy bien a los directivos de la federación de futbol en su país, quienes no le brindaron ayuda cuando cayó en desgracia y su vida terminó de forma trágica.
Darío era muy atlético, todos los días se ejercitaba, se alimentaba sanamente, no consumía alcohol, no fumaba, no consumía drogas, no comía carne roja y quienes jugaban con él decían que era un gran compañero, humilde y un gran crítico de la corrupción que veía en el mundo del futbol.
Una cosa extraña es que no le gustaba el futbol, pero lo veía como una buena forma de mantenerse en forma y ganar algo de dinero para sobrevivir, ya que definía su situación económica como “desastrosa”. Además, él mismo no se consideraba tan buen jugador.
Darío se desempeñó como defensa para los equipos Atlético Lugano (1995/97 y 2001), Ferrocarril Midland (1998/99 y 2001/02), Deportivo Riestra (1999/2000), Laferrere (2000), Cañuelas (2001) y Victoriano Arenas (2002/05), todos en la división de ascenso en Argentina y nunca jugó en primera.
Cuando jugaba con el Midland, empezó a maquillarse para salir así a la cancha, algo que aseguraba que no le tomaba más de 10 segundos y que le gustaba hacer porque algunos de sus rivales se asustaban cuando lo veían ir hacia ellos. Además de su gusto por ese género musical, decía que lo hacía para molestar a los directivos, técnicos y jugadores corruptos.
Me gusta mucho el ‘black metal’, el metal hecho en Noruega y Finlandia, me siento identificado y por catorce fechas me pinté la cara de esa forma (que es más o menos como se pintan los de Kiss, también) porque me da más energía, lo hago en el futbol y en la música, porque también trabajo como músico y productor de sonidos para otros shows. Los chicos creen que es una payasada, pero para mí no.
-Darío Dubois
El defensa denunció casos en los que se ofrecía dinero por perder partidos, se desnudó en plena cancha para celebrar un triunfo, usaba gafas de sol cuando estaba en la banca y también, como un patrocinador le debía dinero, decidió sumergir su camiseta en el lodo y jugar así todo el partido, para que no se viera el logo de esa empresa.
En 2005 sufrió una lesión en los ligamentos, pero ni el club ni la federación argentina lo ayudaron para su recuperación, pues su actitud, denuncias y comentarios le habían creado muchos enemigos. Al final, decidió retirarse de forma definitiva y formó algunas bandas de música, que era lo que de verdad le apasionaba.
Es bien sabido que en la división de ascenso no se gana mucho dinero, de hecho, en un partido, el árbitro expulsó a Darío y al sacar la tarjeta, salió volando un billete. El metalero lo tomó y salió corriendo y cuando lo llevaron ante el juez, dijo: “Este es el premio que vos (el árbitro) te sacás por echarme”, así que su situación económica nunca fue buena.
En el 2008, un ladrón interceptó a Darío para robarle la bicicleta y su teléfono y al tratar de resistirse al robo, recibió un impacto de bala que terminó con su vida. Uno de esos casos raros en los que sin ser un gran jugador, terminó por convertirse en una leyenda.