Tal vez ya lo has hecho… o tal vez solo has pensado muchas veces en revisar el celular de tu pareja. Quizá porque le suena tanto el Whatsapp o porque simplemente tienes ciertas dudas sobre si te está engañando.
No obstante debes de ser cuidadoso y no hacer lo que hizo este hombre.
A finales del año pasado, a Antonio J.S., un español, se le hizo fácil robar el celular de su esposa unos momentos para revisar algunos de sus mensajes. En específico, descargó de su correo electrónico una fotografía con otro hombre y algunas conversaciones de la aplicación Line.
La espiada se dio cuenta que la habían descubierto cuando días después su cuñada le entregó un sobre que contenía los papeles del divorcio. El núcleo de la discusión es si espiar en ese teléfono constituía un quebranto de la intimidad. Por lo tanto el Juez estimó que sí, que se trataba de un delito de descubrimiento y revelación de secretos, y aseguró:
“No se trató de un mero fisgoneo o una visión fugaz o momentánea del contenido privado, sino que se ha hecho el acusado con el adecuado soporte material de captación del contenido”.
Desafortunadamente le salió mal al fisgón, pues según Antonio Miralles Amorós, titular del juzgado de lo penal número 4 de Girona, se condenó al espía a dos años y medio de cárcel y una multa de seis euros diarios durante 19 meses por ser “autor de un delito de descubrimiento y revelación de secretos con el agravante de parentesco”.
El condenado alegó sin éxito que el celular era de uso familiar porque su mujer manejaba otro y que las contraseñas estaban guardadas en un archivo compartido en la nube. Pero al parecer esto no convenció al juez, por lo que Antonio se convertirá en el primero en ir a prisión por este motivo.
Este mismo año un joven de Jaén, España, fue detenido por instalar un software espía en el celular de su novia, lo que le permitía acceder a sus conversaciones, e incluso activar de forma remota la cámara y el micrófono para saber lo que acontecía alrededor.
La víctima denunció a su pareja ante la policía, pues le pareció muy extraño que su pareja se enterara de conversaciones y situaciones en las que no se encontraba presente. Además de estos dos casos, parece que esta situación ha ido en aumento.
“Recibimos llamadas de muchas víctimas, gente que ve cosas raras en su teléfono —baterías que apenas duran o se calientan cuando el móvil no se usa— de personas que se sienten controladas por sus parejas”.
– Inspectora Silvia Barrera.
“Hacerlo es muy fácil. Por siete u ocho euros al mes uno puede conseguir un virus troyano. El que lo instala es el que comete el delito”.
– Chema Alonso, hacker
“Una aplicación de móvil gratuita que hace de linterna te pedía permiso para acceder a tu ubicación, los contactos, y la gente accedía. Era una trampa, pero pasaron meses hasta que se retiró de la tienda de Android”.
Crohn, hacker
Así que alerta, si sientes las ganas de andar espiando a tu novia, ¡cuidado, porque puedes terminar en la cárcel!