Si a ti te da miedo ir al cine, a comer o a cualquier parte solo, Colin O’Brady, quien se dedicaba al triatlón, te pone el ejemplo: pasó 54 días recorriendo 1,600 kilómetros, para conseguir la meta de ser el primer hombre en cruzar la Antártida, sin ninguna compañía.
A través de su cuenta de Instagram, Colin manifestó:
Logré mi objetivo: convertirme en la primera persona en la historia en cruzar el continente antártico de costa a costa, solo, sin ayuda.
Colin nació en Portland, Estados Unidos, y actualmente tiene 33 años; se graduó como economista en la Universidad de Yale, y en 2008 sufrió un terrible accidente en Tailandia, que le dejó un cuarto de la superficie de su cuerpo con quemaduras, por lo que los médicos le dijeron que no volvería a caminar de forma normal.
Sin embargo, nada lo ha detenido, y en 2016 se convirtió en el hombre más rápido en escalar las 7 cumbres más altas en los 7 continentes, lo que incluye el Everest; esto lo realizó en 132 días.
Para esta nueva hazaña llevaba un saco para dormir, que resiste temperaturas de 40 grados centígrados bajo cero; paneles solares portátiles; esquís de fondo; teléfonos satelitales y módems, además de un localizador GPS, ya programado con algunos puntos por los que debía pasar, además, obviamente, de alimentos y agua.
Se preparó haciendo ejercicio, con lo que ganó 6 kilos de masa muscular, además de meter constantemente brazos y pies a cubos con agua helada, y el 3 de noviembre salió del glaciar Unión, junto a un exmilitar británico, Louis Rudd, de 49 años, pero caminaron por separado.
Colin cruzó hasta la barrera de hielo de Ross, en el Océano Pacífico, con lo que terminó su travesía, con dos o tres días de ventaja sobre el inglés, y es que O’Brady decidió hacer la última etapa, de 32 horas, sin pararse a descansar…
Mientras hervía agua para prepararme el desayuno, una pregunta aparentemente imposible surgió en mi mente. Me pregunté: ¿Será posible hacer el camino que me queda hasta la meta de una tirada? Para cuando me estaba atando las botas, el plan imposible se había convertido en un objetivo consolidado.
Esta hazaña es considerada increíble, por todas las dificultades que implica, solo y además, con esa última etapa de tantas horas caminando sin parar.
A pesar de que las últimas 32 horas han sido algunas de las horas más exigentes de mi vida, con toda honestidad han sido de los mejores momentos que he tenido. He estado atrapado todo el tiempo en un profundo estado de flujo, enfocado en la meta final, mientras permitía a mi mente contar las profundas lecciones de este viaje. Estoy delirando mientras escribo esto porque aún no he dormido.
Contra todas las adversidades partió solo a la aventura y regresó convertido en un verdadero héroe… ¡Felicidades!