Muchos de nosotros hemos defendido la creencia social que indica que el hombre debe evocar una imagen “alfa” hacia los demás, ser el proveedor del hogar, imponerse ante otros hombres para demostrar poder y controlar todo lo que sucede a su alrededor. Esta imagen ha sido alimentada por años, de ahí que le digamos “macho alfa” a cualquiera que sobresalga en este estereotipo de hombre fuerte y líder. Pero ¿se han detenido a pensar de dónde nace esta idea de comparar al hombre con el lobo y si es correcta?
Todo se remonta a 1940. La idea de que hubiera lobos alfa (y beta) la desarrolló Rudolph Schenkel, de la Universidad de Basilea, en Suiza. Este hombre estudió a una manada de lobos que vivían en el zoológico local y observó que los animales competían por el estatus con los de su propio sexo y que de esas rivalidades surgió una especie de “par alfa”: un “lobo líder” que era el macho superior y la “hembra líder”.
En 1970, L. David Mech, un científico estadounidense, escribió un libro llamado The Wolf, donde amplió la investigación de Schenkel y popularizó la idea de lobos alfa y beta y la dinámica social líder/subordinado existente en las manadas de lobos.
Esta dinámica fue descrita como una competencia por el rango, siendo los alfas aquellos que eran dominantes y agresivos, y que usaban dichas cualidades para luchar contra sus rivales. De esta manera se convertían en el líder supremo de la manada.
La cultura popular pronto tomó esta concepción del lobo alfa, junto con toda la distinción alfa vs. beta, y la aplicó a los humanos, especialmente a los hombres. Por lo tanto, la idea de ser un macho alfa, traducido a la vida cotidiana humana, se basa en ser fuerte, tomar lo que es tuyo y nunca pedir perdón. Sin embargo, la investigación en la que basamos esta creencia resultó ser enormemente inconsistente.
Claro, buscar en los lobos la inspiración para la conducta humana puede ser útil, pero debemos tener la concepción correcta de lo que implica esta conducta. Entonces, ¿qué es lo que realmente significa ser alfa como un lobo?
El mito y la realidad del macho alfa
La investigación original en la que se basa el mito fue reproducida durante la mayor parte del siglo XX. Los investigadores creyeron que cada invierno se formaban manadas de lobos grises y no emparentados que vivían cerca unos de otros. Llegaron a esta conclusión al observar grupos de lobos en zoológicos, o sea, animales que vivían juntos en cautiverio.
Bajo estas circunstancias, los investigadores observaron que los lobos organizaban la jerarquía de la manada en función a la agresión física y el dominio. El macho alfa era el lobo que se imponía, pateaba traseros y derrotaba a todos.
Sin embargo, alguien fue lo suficientemente inteligente para sugerir observar a las manadas de lobos en la naturaleza y de esta manera ver la formación de las manadas sin ningún tipo de modificación. Los estudiosos de lobos confinados pensaron que verían a machos peleando entre sí hasta casi la muerte con la finalidad de demostrar quién era el más fuerte. Algo como esto:
Sin embargo, se toparon con una escena completamente diferente. Una más parecida a esto:
En lugar de formar manadas de individuos no emparentados, donde los alfas compiten por ser el líder supremo, los investigadores pronto descubrieron que las manadas en realidad consisten en pequeñas familias de lobos nucleares. Los lobos son, de hecho, una especie generalmente monógama. En esta dinámica, machos y hembras se emparejan y se aparean de por vida. Juntos forman una familia que consta de entre 5 a 11 miembros: la pareja y sus hijos, que permanecen en la manada hasta que tienen alrededor de un año y luego se van a buscar sus propias parejas y forman sus propias manadas.
Los científicos se dieron cuenta de que, en realidad, las familias de lobos tenían más similitud con las humanas de lo que creían. En la manada, la pareja comparte la responsabilidad de guiar a la familia y cuidar a los cachorros. El macho alfa, o papá lobo, está en la cima de la jerarquía masculina en la familia y la hembra alfa, o mamá lobo, se sienta en la cima de la jerarquía femenina de la familia.
O sea, los lobos alfa machos no obtienen su estatus a través de la agresión y el dominio ante otros machos, sino porque los otros lobos de la manada son su familia, él es el patriarca. Y como cualquier buen hombre, un lobo alfa protege a su familia y la trata con amabilidad, generosidad y amor.
También notaron que el macho alfa rara vez actuaba agresivamente hacia su propia manada, por el contrario, el padre se queda hasta que sus cachorros son completamente maduros, listos para iniciar su propia manada. Caza solo o con su pareja e hijos para proporcionar comida y espera a que ellos coman antes que él. Juega con sus cachorros y lucha con ellos, algo que los ayuda a desarrollar sus habilidades de caza y, además, atiende los aullidos de su amada.
Sin embargo, los lobos alfa no son solo amor por la familia. Claro está, son depredadores feroces y pueden acabar con grandes presas. Cuando su familia es amenazada por enemigos externos, el alfa defenderá a su manada a toda costa, sacrificando su vida para salvar a su pareja y cachorros.
Además, tienen encuentros de dominio con otros lobos macho. Los padres pueden enfrentarse a un alfa extraños o muestran a sus propios hijos quién es el jefe. Incluso un hermano lobo mayor demostrará su superioridad sobre su hermano pequeño.
Entonces, un lobo alfa puede ser agresivo cuando la situación lo requiera, pero la mayor parte del tiempo lidera con firmeza, temple y corazón a los suyos, tal como lo haría un humano en la vida real.
Después de aprender cómo los lobos forman realmente las manadas, investigadores como L. David Mech se retractaron de su teoría original de los lobos alfa y ahora evitan términos como “macho alfa” o “hembra alfa” por completo al describir la jerarquía de los lobos, prefiriendo clasificar a los lobos líderes como “machos reproductores” y “hembras reproductoras”.
Desafortunadamente, la vieja concepción se ha mantenido y muchos hombres hoy en día tienen una noción errónea de lo que significa sacar a relucir su “lobo alfa interior”. La realidad de ser un alfa es realmente mucho más polifacética y aun más inspiradora.
¿Cómo hacer del lobo una figura que inspire fuerza, temple y virilidad?
No hay nada malo en encontrar admiración en los lobos como ejemplo de virilidad y liderazgo. Los animales pueden servirnos como símbolos poderosos y significativos cuando aprendemos correctamente cómo se comporta el animal.
La percepción que tenemos del lobo gris y su destreza como depredador han hecho que veamos en él un poderoso símbolo del guerrero y la libertad, el salvajismo y la ferocidad masculina. Pero eso es solo un lado del lobo y de lo que significa ser hombre.
Es verdad, los lobos alfa son salvajes y agresivos, pero también son protectores, cariñosos y tiernos. Entonces, si realmente quieres convertirte en un alfa, como un lobo, tendrás que hacer más que convertirte en una bestia en el gimnasio y esforzarte por superar a tus competidores. También debes enfocarte en tu familia, comprometerte y dedicarte a ella, ser un padre amoroso y protector, así como una pareja fiel y dispuesto a ayudar.
Aunque la naturaleza salvaje de los lobos es atractiva, después de aprender más sobre las dinámicas sociales de ellos, podemos evidenciar perfectamente qué es lo que los hace tan admirables y respetados. El lobo es un símbolo perfecto de masculinidad, de eso no hay duda, pero hay que quitarnos la idea de que el macho alfa es agresivo por naturaleza ya que son mucho más que eso.
Esperamos que cada vez haya más hombres capaces de enfrentar la aventura al lado de sus familias, que tengan la capacidad de equilibrar las virtudes tácticas con otras más suaves, como la compasión y gentileza, particularmente enfocadas hacia a sus seres queridos.
En resumen, el lobo alfa macho es el animal tótem de un caballero. No existe tal cosa como un lobo solitario, enojado y agresivo, sino todo lo contrario. Así que ya saben, cada vez que escuchen el término “macho alfa” sepan que hay un significado más grande detrás de esas palabras.