Caballeros, sabemos que la vida es cada vez más cara. Pagar las cuentas, colegiaturas, composturas y demás responsabilidades del hogar nos deja con un presupuesto personal limitado, por lo que debemos elegir con sabiduría lo que en verdad necesitamos y, seamos honestos, la ropa es un tema que siempre se nos viene a la mente.
Así que, si queremos lucir bien, debemos trabajar con lo poco que tenemos, y una clave para lograrlo es la intercambiabilidad que, aunque suena complicado, es en realidad una idea muy simple. Un armario intercambiable es uno con menos piezas específicas, pero muchas combinaciones de ropa posibles. Es decir, cada pieza que compras funciona con el número máximo de otras piezas en tu armario, lo que te permitirá mezclar y combinar de varias maneras.
Y si te preguntas cómo construirlo, primero debes saber que no es un trabajo que se haga de la noche a la mañana, sino que tienes que invertir tiempo y un poco de dinero, y aquí te explicaremos cómo lograrlo sin morir en el intento. Construir un armario intercambiable no es un proyecto único, no solo sales y compras uno en la tienda, y ya. ¡Así que trata esto como un objetivo a largo plazo y, de hecho, casi como una mentalidad, en lugar de una solución rápida para tu aspecto!
1. Trabaja con lo que tienes, revisa lo que hay en tu armario
Primero debemos empezar por hacer un inventario honesto de lo que tenemos actualmente. Revisa tu armario y ve con qué deberás trabajar, incluidas piezas que no hayas utilizado en mucho tiempo, pues algunas de esas cosas pueden reutilizarse. Debemos deshacernos de lo que en verdad no usemos o no nos quede, y quédate solo con lo que de verdad puedas trabajar.
Haz una evaluación realista y ajusta tu guardarropa existente según sea necesario: Tira lo que no sirva. Todo lo que no encaja y no pueda adaptarse, vaya, las piezas que te hacen decir: “¿Qué estaba pensando cuando compré esto?” Esas van para afuera.
Separa las cosas que necesiten reparación. No nos referimos a las prendas que prácticamente son basura, sino al tipo que necesitan un arreglito para lucir como nuevas, como una bastilla deshilachada, o un saco con las costuras abiertas. Piensa en estilos reutilizables. Tal vez ya no uses un traje viejo porque los pantalones no te quedan bien, pero si el saco está en buenas condiciones ve si puedes combinarlo con jeans para un look informal. Muchas piezas pueden tener una segunda vida.
Mientras haces esto, piensa en los temas comunes que unen tu guardarropa: ¿Hay mucha ropa de trabajo? ¿Artículos de vestir o de negocios? ¿Chaquetas deportivas? Los artículos y estilos que tienes determinarán, en cierta medida, lo que debe comprar en el futuro. Por ejemplo, si al final te quedas con más camisetas que pantalones, ahora sabrás en qué debes invertir en tu próxima compra y no harás gastos innecesarios.
2. Elije tus elementos ‘básicos’
Una vez que se tienen las prendas con las que se va a trabajar, es momento de elegir las prendas básicas que marcan tu estilo. Los elementos centrales de cada persona serán un poco diferentes. Eso será parte de la definición de tu estilo personal. Pero aquí hay algunas prendas básicas que casi todos los hombres deberían considerar con fines de intercambiabilidad:
Un traje oscuro, azul marino o gris. Todo hombre debe poseer al menos un traje clásico bien ajustado y atemporal. Porque los eventos importantes salen de repente, debemos estar preparados para ellos.
Un par de jeans sobrios. De esos pantalones de mezclilla simples y obscuros que pueden verse bien con una camisa, playera o, bien, con un saco.
Un saco sport que no provenga de un traje. Un saco café, azul, verde olivo o tostado, en patrones apagados, para eventos casuales.
Al menos 5 camisas de vestir de colores claros, lisas o de estampado pequeño. Para usar con el traje en un entorno empresarial o formal. Funcionará para darte versatilidad y que no parezcas un retrato.
Un suéter liviano, conservador y de colores sólidos. Los suéteres son capas en la vestimenta, van con todo, puedes usarlos con una camisa de vestir abajo y un saco deportivo encima; le dará versatilidad a tus conjuntos.
Al menos dos pares de pantalones de vestir. De franela gris, cafés, lana, caquis o un par de chinos bien ajustados. Asegúrate de tener uno para cada ocasión, desde eventos muy formales hasta casuales.
Dos pares de zapatos casuales. Elige tu estilo: brogues, zapatos de trabajo, botas de vestir, mocasines, etcétera; pero tenlos listos. Debes optar por un par clásico y elegante, y unos funcionales.
El objetivo es construir un armario con cosas que se vean bien entre sí. ¿El resultado final? Dos pares de zapatos, tres pantalones, cinco camisas, dos sacos; es decir, 2 x 3 x 5 x 2 = 60 Conjuntos únicos de un armario simple. Agrega corbatas, el traje y el suéter, y podríamos convertir esto en más de 300 conjuntos.
3. Ahora sí, expande tu guardarropa
Hay una diferencia entre “agregar” a tu guardarropa y “expandirlo”. Expandir significa que en realidad estás probando cosas nuevas, moviéndote a nuevos estilos y áreas. Así es como tomas tus prendas existentes y las intercambias.
Si todo tu guardarropa está basado en jeans y camisas casuales, por ejemplo, deberías mirar cosas como sacos sport y chaquetas que se pueden usar con jeans azules. Una vez que los tengas descubrirás rápidamente que también se pueden usar con pantalones más bonitos, lo que los convierte en tu próxima expansión probable. Y así.
También funciona al revés. Si tu guardarropa se basa en puros atuendo formales, tal vez optes por agregar prendas más casuales y relajadas que complementen tus otras piezas. Cada elemento nuevo debe proporcionar también nuevas opciones, pero recuerda que deben funcionar con la ropa que ya tienes.
4. Crea identidad con los accesorios
Pensemos en un atuendo completamente neutral y ordinario para un hombre casual: jeans oscuros y ajustados y una camisa de vestir blanca. Suena bastante genérico, ¿verdad? Pero nadie sale vistiendo solo eso, también complementamos con zapatos, cinturón, posiblemente una chaqueta, y reloj o algún tipo de joyería.
Resulta que esas elecciones hacen mucha diferencia. Los mismos jeans y camisa se verán muy diferentes combinados con un cinturón marrón y botas vaqueras de cuero del mismo color, que con unos zapatos brogue negros, un delgado cinturón negro con una hebilla plateada y un reloj plateado. El outfit tendrá propósitos distintos. Un atuendo es más informal y campirano, mientras el otro es elegante y urbano. Ese es el poder de los accesorios.
Úsalos a tu favor para convertir tu armario en uno que te dé identidad. Los principales accesorios que debemos tener en cuenta son:
Corbatas: Lisas, de punto, lazo, etc.
Pañuelos de bolsillo: Usados con cualquier tipo de saco sport, chaqueta o traje.
Joyas: Relojes de pulsera, alfileres de corbata, cadenas, anillos, etc.
Cinturones: Cuero liso, trenzado o estampado, tela, hebillas decorativas, etc.
Zapatos: Vestir y cuero casual, lona, botas, etc.
Ropa de invierno: Abrigos, sombreros, guantes, etc.
Estas serán tus herramientas principales para convertir artículos básicos en un guardarropa completamente funcional que exprese tu estilo personal.
5. Invierte en calidad
No porque una prenda esté barata o en rebaja significa que debemos comprarla; recuerda que “lo barato sale caro”. En vez de invertir nuestro dinero en prendas de un solo uso o mediano uso, opta por comprar ropa buena que funcione con las cosas que tenemos en el armario. Al comprar, la prende debe ser a la medida, de una buena tela y que ajuste al resto de cosas.
Fíjate que sea una pieza que te luzca; si es muy grande o muy pequeña, simplemente no la compres. La tela es importante, al tacto se sabe qué telas son mejores que otras; un tejido liso y algo pesado es mejor que uno delgado y barato. Finalmente, asegúrate que las piezas que adquieras se ajusten al resto de tu guardarropa.
6. ¿Cómo pruebas la intercambiabilidad?
Todo lo anterior expuesto puede sonar genial en teoría, pero ¿cómo hacer que también funcione en la práctica? Prueba esto: elige una pieza de tu armario, cualquier pieza central servirá: una camisa, una chaqueta, un par de pantalones. Ahora, piensa en otro tipo de artículo que pueda ir con esa pieza. Por ejemplo, si estás mirando una camisa, piensa en los sacos o chaquetas que podrían ir con ella.
Se honesto contigo mismo, si no te sientes cómodo al probar las combinaciones es porque realmente no van juntas; por ejemplo, que los colores no combinen o no contrasten de manera armónica.
Busca prendas neutrales que puedan funcionar con gran parte de tu guardarropa, es por eso que te recomendamos prendas lisas y de colores no muy llamativos. Acentúa tu estilo con accesorios dependiendo del tipo de evento, no uses corbata para un evento casual; debes aprender a combinar prendas y accesorios según la ocasión. No tengas miedo a jugar un poco, poco a poco irás dándote cuenta qué va con qué.