Dicen que la felicidad y la risa son la mejor medicina, y tal vez tengan razón. Son lo pequeños niños en hospitales los que disfrutan más acciones como estas, pues aunque estén enfermos, no dejan de soñar, imaginar y fantasear con conocer a sus héroes favoritos.
Es por eso que este anónimo Batman argentino se propuso visitar a niños del hospital de La Plata, en Argentina, para llevarles risas y donaciones, algo que necesitan mucho en ese sector.
Este genial macho anda por ahí, vistiendo su asombroso traje de uno de los superhéroes más queridos y conocidos de los cómics, pero no quiere revelar su verdadera identidad; solo se sabe que es maestro de lunes a viernes, está casado y tiene tres hijos.
El hombre sin nombre, y con una voz ronca, muy parecida a la de Bruce Wayne en las películas, reconoció tener un sentido de solidaridad con los niños, y busca regalarles momentos donde se olviden de sus problemas:
“Me siento muy conectado con mi espíritu de niño y con la solidaridad. Sobre todo en una Ciudiad Gótica como esta que es Argentina. Pero no puedo decir más, quiero preservar mi identidad”.
Su grandiosa obra es realizada, sin falta, cada viernes desde hace cuatro años.
Con su propio ‘batimóvil’, un Renault Fluence negro con líneas amarillas, se ve por las calles, augurando su próxima aparición en el hospital mientras suena la música de la película Batman Inicia. Cuando el peculiar ‘batimóvil’ no está en uso lo esconde en la cochera de su casa.
“Son muchos motivos por qué elegí a Batman, características personales que tienen que ver con lo solidario, con creer que sin justicia nada puede funcionar bien”.
Por su parte, trabajadores del hospital están más que encantados con la visita del héroe anónimo, y al respecto, la madre de uno de los niños declaró que este hombre “cambia el ánimo de los chicos que están mal”.
El argentino señaló que, además de visitarlos realiza donaciones en un ‘batiencuentro’ que se repite dos veces por año, donde juntan desde dinero hasta pantallas de televisión y otros insumos necesarios.
Aun que no busca la fama, reconoce que se siente orgulloso de su deber, y espera que sus hijos, algún día, sigan sus heróicos pasos.