Del 13 de agosto de 1961 al 9 de noviembre de 1989, Alemania estuvo dividido por un muro, llamado por los socialistas, “Muro de Protección Antifascista”; la parte occidental lo llamaba “Muro de la Vergüenza”.
Esto dividió a Berlín en dos, pero no solo a esta ciudad, sino al mundo, pues se convirtió en el símbolo de la Guerra Fría, a lo largo de 45 kilómetros de muro, alambradas y una estricta vigilancia, que, aunque no hay cifras oficiales, dejaron 200 muertos que intentaron cruzar…
En la noche del 12 al 13 de agosto de 1961, se construyó casi en su totalidad, y hoy, en pleno siglo XXI, Donald Trump, presidente de Estados Unidos, ha anunciado la construcción de un muro fronterizo entre su país y México, para defender los intereses de EU del intenso flujo migratorio…
Solo que hay algunas diferencias, pues el de Berlín era de 45 kilómetros… el de Trump, sería de 3, 142 kilómetros, así que de entrada, no podrá construirse en una noche. Además, un costo aproximado sería de 25 billones de dólares; una cifra estratosférica.
Pero más allá del costo económico -que por supuesto suena a locura-, está el costo social y político que está medida tendrá, y para hablar de eso, nadie mejor que la voz de la experiencia…
Michael Müller, alcalde de Berlín desde 2014 le ha hecho un llamado a Trump para que no construya el muro, a través de un comunicado.
“Berlín, la ciudad de la división de Europa, la ciudad de la libertad de Europa, no puede observar en silencio cuando un país planea construir un nuevo muro. Nosotros los berlineses sabemos cuánto sufrimiento es causado cuando un continente entero es dividido por alambre de púas y cemento.”
“Simplemente no podemos aceptar que nuestra experiencia histórica sea desechada por el mismo pueblo al que en gran parte le debemos nuestra libertad, los estadounidenses.
“Suplico al presidente de Estados Unidos no tomar este camino de aislamiento y exclusión. Donde aún existen este tipo de fronteras, como Corea y Chipre, generan sufrimiento y lo opuesto a la libertad”.
Le recordó a Trump cuando Ronald Reagan, presidente de Estados Unidos, le pidió al gobierno alemán que derribara el Muro de Berlín, por lo que ahora el pueblo berlinés le hace esta petición, antes de que empiecen a construirlo.
Sin embargo, desde hace algunos años a la fecha, ya se han construido más de mil kilómetros de una valla a lo largo de la frontera entre México y Estados Unidos, y al parecer, Trump no cederá en su idea de construir el muro.
“Al final, nosotros, el pueblo, superamos esta división y fue uno de los mejores momentos del siglo XX cuando, en la Puerta de Brandenburgo, el más importante símbolo de la división, la gente tomó el muro y lo removió pieza por pieza”.
La frontera entre México y Estados Unidos ha dejado más muertes que el muro de Berlín, muchas más, y la construcción de este muro quizá no sea una solución, como han señalado analistas y otros estadistas de diversos países.
Además, Trump anunció que por un tiempo no permitirá la entrada de personas de Libia, Sudán, Somalia, Siria, Irak, Irán y Yemen a Estados Unidos, pero el presidente de ese país (Irán), Hassan Rohani, anunció una política de “reciprocidad”, y no permitirá la entrada de estadounidenses en su territorio, y le envió un mensaje: “ya no es tiempo de muros”.
Las autoridades de Relaciones Exteriores en Irán manifestaron:
“A pesar de su falsa reivindicación de luchar contra el terrorismo y garantizar la seguridad del pueblo estadounidense, este movimiento será registrado en la historia como un gran regalo para los extremistas y sus partidarios”.
Esperemos a ver qué sucede, mientras tanto, escuchemos la sentida petición del Alcalde de Berlín:
“Es por eso que yo digo: Querido señor presidente, ¡no construya este muro!”