Este mundo necesita a más personas como Saúl Jiménez, gente que hace lo correcto y no se deja llevar por la avaricia. Su historia nos devuelve la fe en la humanidad y nos recuerda que la honestidad aún existe.
Él es un albañil de 31 años de edad que trabaja informalmente en la construcción para darle sustento a su familia y vive en el municipio de General Alvear, Argentina. Con una esposa y cuatro hijos que alimentar, Sául se esfuerza para ganarse el sustento diario y un día descubrió algo que cambiaría su vida.
Mientras estaba haciendo reparaciones en el tejado de una casa que se había incendiado, encontró entre los escombros una bolsa que contenía 250,000 pesos argentinos, algo así como 4,130 dólares. Seguramente el dueño de la casa destruida ya había dado por perdido este dinero.
Saúl nunca había visto tanto dinero junto, pero decidió no quedárselo. Pensó que así como él lo necesitaba para su familia también le haría falta a su dueño legítimo, sobre todo si ya había sufrido por perder su casa en el incendio.
Fue una alegría, pero si el dinero no te pertenece tienes que ver de quién es y devolverlo, y más si es de una familia que perdió su hogar.
Este honesto albañil le devolvió la bolsa a Óscar Alberto Calvo, el dueño de la propiedad, y él no podía creer el gran gesto de este humilde trabajador de la construcción. Después de que le regresaron su dinero, compartió en su cuenta de Facebook lo que había sucedido para que todos conocieran la historia de Saúl.
Mis queridos amigos, quiero que vean esta persona. Se llama Saúl Jiménez, encontró entre los escombros dinero y sin dudarlo fue y me lo entregó. Alvear tiene muy buena gente.
Cuando la publicación de Óscar comenzó a divulgarse, el intendente general de General Alvear buscó a Jiménez para darle una recompensa por su honestidad. Su premio fue que le dieron un empleo con plaza en la Dirección de Obras Públicas de la Municipalidad.
El intendente me ofreció algo que yo venía buscando hace mucho tiempo, que es tener un trabajo para poder sustentar a mi familia. Así que si Dios quiere vamos a estar trabajando para la Municipalidad de General Alvear.
Para este varón lo correcto era devolver el dinero a quien pertenecía, y ahora siente una gran satisfacción porque su honestidad le ayudó a tener un empleo seguro con el que puede mantener a su familia. Es la mínima recompensa que merece por darnos el ejemplo a todos.