Las personas mayores están llenas de experiencia y sabiduría, pero en el caso de Jean Titus ser abuelo también viene acompañado de músculos.
Cuando piensan en abuelos, las primeras imágenes son hombres encorvados de piel arrugada, cabecitas blancas, clásico bastón, aparato de sordera y una tos de los mil diablos. Pero a sus 50 años, Jean Titus demuestra que se puede ser abuelo y seguir siendo un macho alfa, brazos de leñador, pecho de roca y abdomen de six pack.
Jean Titus comenzó su entrenamiento cuando tenía 20 años y era un delgado colegial. Él se matriculó en un programa de atletismo en el colegio, incluía rutinas diarias de acondicionamiento y pruebas de fuerza. Desde entonces Jean comenzó a levantar pesas.
Apegado a un estricto régimen de salud, Jean Titus dice que solamente entrena una hora y media todos los días. Se alimenta cuatro o cinco veces y consume un promedio de tres mil 400 calorías.
La recomendación para personas mayores de 50 años es consumir mil 720 calorías diarias, pero Jean necesita mucho más combustible para echar a andar esa imponente musculatura.
Los biceps de Jean miden 46 centímetros y su pecho 122 gracias a la dedicación de 30 años entrenando. Sus récords personales también son impresionantes: mientras tú no puedes levantar ni el ánimo, Jean carga hasta 200 kilogramos en peso muerto, 180 kilogramos en una banca de presión y 210 kilos con las piernas.
Jean ha dedicado su vida al entrenamiento y ahora que es consultor de fitness y orador motivacional, se ha vuelto un ejemplo de vida para muchas personas que acuden a su gimnasio para ser entrenadas por él en Washington, D.C.
Y como todo gran abuelo, Jean Titus comparte su sabiduría:
Mi consejo para cualquiera que busque ponerse en forma física sería centrarse en las tareas diarias, enamorarse del proceso y lo más importante, ser constante. Eres tu única competencia, haz un esfuerzo todos los días para superar la producción de ayer y con esa mentalidad, con el tiempo lograrás tus objetivos.
Con su impresionante musculatura, Jean Titus es el abuelo que deja a los hombres en ridículo, pero también los motiva para que alcancen sus metas.