Deshraj Jodsingh ha pasado por una vida bastante dura. Dos de sus hijos murieron y él quedó a cargo del resto de su familia y sus dos nietas. Ante las duras circunstancias económicas, el anciano no se dejó caer y trabajó más de 12 horas al día para sacar adelante a su familia y darle educación a una de sus nietas.
Este abuelo es un conductor de rickshaw, en India, un transporte de pasajeros que funciona por tracción humana, ya sea jalándolo o a pedales. La vida de este hombre cambió cuando uno de sus hijos desapareció de la casa. Este se había ido al trabajo, como de costumbre, pero nunca regresó y después de haberlo buscado, encontraron su cuerpo sin vida.
Una semana después, la gente encontró su cadáver en un automóvil, solo tenía 40 años. Una parte de mí murió con él, pero agobiado por las responsabilidades, ni siquiera tuve tiempo de llorar. Al día siguiente, estaba de vuelta en la carretera.
—Deshraj Jodsingh
La mala racha no paró para Deshraj, pues solo dos años después del trágico suceso, otro de sus hijos atentó contra su vida. Sin embargo, el viejo decidió no rendirse, pues ahora su nieta dependía de él, por lo que comenzó a trabajar más horas para poder darle sustento a sus seres queridos.
Después de haber perdido a su padre, su nieta le preguntó si debía abandonar la escuela debido a la situación económica que les estaba afectando. Pero el anciano le dijo que eso no iba a ser necesario, porque iban a salir adelante. El hombre, a pesar de la edad, no dejó de trabajar e iniciaba a las 6:00 a. m. y terminaba a medianoche.
Con todas sus horas de trabajo, el hombre ganaba alrededor de 10 000 rupias al mes, alrededor de 130 dólares, y después de entregar 6000 rupias (78 dólares) para los pagos escolares, solo le quedaban 4000 para alimentar a una familia de siete. Pero todo el esfuerzo parecía valer la pena cuando su nieta le daba buenos resultados en la escuela.
Sin embargo, las cosas se pondrían más complicadas cuando la nieta le dijo que quería estudiar una licenciatura en Educación en Delhi. Darle una educación a su nieta fuera de la ciudad era algo que no podía costear, pero no podía detener sus sueños, por lo que vendió su casa para que esta pudiera asistir a la universidad. El resto de la familia se tuvo que mudar a la casa de un familiar en el pueblo de donde venían.
Deshraj no dejó de trabajar y se quedó en Mumbai, donde no tenía casa. Comía y dormía sobre su rickshaw y aunque ha sido difícil, la sonrisa no se ha apartado de su rostro. El hombre espera el momento en que su nieta se convierta en maestra para abrazarla y demostrarle el orgullo que siente.
Luego mi nieta me llama y me dice ‘soy la primera de mi clase’ y todo mi dolor se desvanece.
Después de que su historia se compartió en Humans of Bombay, muchas personas se unieron para apoyar al anciano y a su familia, haciendo una colecta en la que lograron reunir 32 mil dólares. Con las donaciones, Deshraj pudo comprar un casa en la que ahora vive con su familia y poder ver a su nieta convertirse en maestra.