Algunos tienen la posibilidad de seguir generando dinero a pesar de la cuarentena y de la crisis global, pero otros tienen que echar mano de sus habilidades para poder satisfacer lo básico, como es la alimentación y así poder subsistir durante la pandemia de coronavirus que no se ha podido controlar todavía.
Mientras muchos ya están haciendo filas, pues poco a poco se empiezan a reabrir centros comerciales, otros tiene que salir a la calle, todavía con el riesgo de contagio para poder conseguir algo qué comer, como es el caso de Isidro Rodríguez, de 67 años, quien vive en el Estado de México, uno de los lugares más afectados por la pandemia en México.
Durante años se ha dedicado a la fabricación de piñatas, un elemento que no puede faltar en las fiestas en ese país, sin embargo, con la prohibición de reuniones por el riesgo de contagio las ventas se vinieron abajo y la situación económica de Isidro y su esposa llegó a un estado crítico, sin embargo, no han dejado de producir.
Como la situación económica no es muy buena para la mayoría, Isidro hace intercambio de sus piñatas por despensa, y es que además de su esposa, este trabajador abuelito se hace cargo de uno de sus hijos, quien sufrió la perforación de un pulmón hace algunos años y ahora necesita tratamiento para una enfermedad renal que lo aqueja.
Isidro recibe una pensión por parte del gobierno de México, sin embargo, los gastos en medicamentos y cuidados para su hijo, y de manutención para la casa, hacen que no esto no sea suficiente así que viernes, sábado y domingo él y su esposa salen a una avenida y colocan sus piñatas. El resto de los días los ocupan en elaborarlas.
Tenemos que pagar agua, gas, luz, predial, teléfono, alimentos y medicinas para mi hijo; entonces no nos alcanza y debemos decidir, nos calzamos, o nos vestimos, o comemos.
-Isidro Rodríguez
Afortunadamente no han faltado quienes se detengan y le lleven despensa o algo de dinero a cambio de una bonita piñata, ya sea para romperla en soledad y sacar algo del estrés generado por la pandemia, para darle de golpes en familia, o bien, guardarla para cuando sea posible realizar de nuevo reuniones. Mientras tanto, a seguir apoyando a gente como Isidro que día a día se esfuerzan por vivir.