Esparta, una ciudad de la Antigua Grecia situada en la península del Peloponeso a orillas del río Eurotas, cuya principal actividad era la guerra y tener un ejército indestructible. Su función principal era tener una fuerza impenetrable. La película hollywoodense nos dio una perspectiva de los espartanos, más o menos certera.
Algo de historia: Esparta fue una ciudad única en la Antigua Grecia por su sistema social y su constitución, que estaban completamente centrados en la formación y la excelencia militar.
Gracias a su poderío militar, Esparta fue una de las ciudades que lideraron a los aliados griegos durante las Guerras Médicas en la primera mitad del siglo V a. C. Entre el 431 y el 404 a. C. Esparta fue la rival de Atenas en la Guerra del Peloponeso.
La derrota de los espartanos ante la ciudad de Tebas en la batalla de Leuctra, librada en el 371 a. C., marcó el final de su hegemonía, aunque mantuvo su independencia política hasta la conquista romana de Grecia en el 146 a. C. Entonces comenzó para la ciudad un largo período de declive que tocó fondo en la Edad Media, cuando los espartanos se trasladaron a Mistrá.
Para no confundirnos, ni salirnos mucho del objetivo de este post, veamos 7 datos sobre los espartanos y su increíble formación social:
1. Soldados formados desde la infancia
Esparta se transformó en la mayor potencia militar de todo el territorio griego gracias a la famosa educación espartana, un sistema educativo obligatorio, colectivo y público, enfocado principalmente a transformar a sus ciudadanos en implacables soldados, preparándolos para la guerra y para defender el honor de su patria.
Los futuros soldados espartanos eran preparados prácticamente desde la cuna. Después de nacer, cada niño espartano era examinado por una comisión de inspectores del Estado para determinar si era sano y estaba bien formado. Si el niño tenía algún defecto físico se le consideraba una boca inútil y una carga para la ciudad y se le llevaba al pie del monte Taigeto, donde se le arrojaba a un barranco. Los afortunados bebés que pasaban la inspección comenzaban su largo camino a convertirse en ciudadanos obedientes y valientes e implacables guerreros. Se dice que, para probar su resistencia, los bebés eran bañados íntegramente en vino sin diluir para ver su reacción, que eran ignorados cuando lloraban y también que eran entrenados para no temer a la oscuridad.
2. El entrenamiento comenzaba a los 5 años
A los jóvenes espartanos de entre 5 y 11 años se los conocía como «paidion», quienes debían pasar por un severo entrenamiento militar denominado “agogé”. La educación espartana se basaba en estrictas y rigurosas reglas de disciplina, obediencia y sometimiento a la autoridad. Los padres no educaban a sus hijos ya que, a partir de los siete años, los niños pasaban a depender del Estado y recibían una instrucción muy severa. A esa edad, para que no se volvieran débiles, eran separados de sus madres e internados en barracones comunales. Allí aprendían a leer y escribir, pero también a sobrevivir en un mundo hostil, aprendiendo sofisticadas técnicas de manejo de armas, técnicas de caza y lucha.
3. Soldados hasta los 60 años
Tal cual, como una jubilación. Para los espartanos no había opción de decidir. Convertirse en soldado era la única opción que tenían los jóvenes para ser un ciudadano «común» u «homoioi». Según las reformas del famoso legislador Lycurgus, los ciudadanos hombres tenían prohibido elegir otra ocupación que no fuera la militar. Este compromiso podía durar décadas, ya que los guerreros tenían que permanecer en servicio hasta los 60 años. Tareas como la agricultura o la manufactura, eran llevadas a cabo por las clases bajas, los denominados «Perioeci», compuesto principalmente por ciudadanos libres que vivían en las zonas periféricas a la región de Laconia.
4. Rituales sangrientos
Los jóvenes que se preparaban para ser militares participaban en rituales donde eran azotados brutalmente frente al altar del templo de Artemis Orthia, a esto se conocía como la”Diamastigosis”.
Todo iba más allá de las cuestiones religiosas, la práctica era una suerte de prueba de resistencia que ofrecían los jóvenes espartanos bajo su tutela militar. La tenacidad del ritual era tal que hubo casos fatales. Definitivamente, era una de las pruebas más duras que debían afrontar.
5. Estricta dieta
Los soldados espartanos seguían una dieta estricta. Devotos del culto al físico, comían raciones livianas y casi insuficientes, aunque nutritivas. El plato más imprescindible era su célebre “sopa negra” hecha de sangre, vino y vísceras. Los ciudadanos con sobrepeso eran altamente ridiculizados en público y corrían el riesgo de ser expulsados de su ciudad.
El vino, como en tantas otras civilizaciones, era parte de su dieta. Sin embargo, se cuidaban de los excesos: en algunos casos forzaban a esclavos a emborracharse violentamente para demostrarle a los jóvenes espartanos las consecuencias.
6. Los hombres podían casarse hasta los 30 años
Las leyes protegían el derecho a engendrar hijos, ya que era una conveniencia que permitiría formar futuros guerreros, pero existían algunas limitaciones que se consideraban necesarias para tener buenos resultados futuros.
Los hombres no podían casarse hasta cumplir los 30 años de edad, mientras que las mujeres sí podían hacerlo, a una edad mas temprana, a los 20 años. Las normas rigurosas no pasaban por alto la salud y la aptitud de su pareja femenina a la hora de elegirla, ya que esta debía estar en óptimas condiciones para engendrar guerreros fuertes y sanos.
Los solteros no eran bien vistos por no cumplir su deber y a menudo eran humillados en fiestas religiosas. La educación de las niñas se encaminaba a crear madres fuertes y sanas, aptas para engendrar hijos vigorosos.
7. Jamás rendirse en el campo de batalla
“Vencer o morir”, era el lema de los espartanos.
Los espartanos estaban preparados y entrenados para no tener miedo y combatir ferozmente a su oponente, hasta que el último soldado quedara en pie, pues rendirse no era una alternativa en el campo de batalla.
Rendirse no estaba dentro de sus opciones, como aquellos cobardes que preferían morir en el suicidio al ver que su guerra estaba perdida.
Las madres espartanas eran conscientes del destino de sus hijos; se despedían de ellos con la siguiente frase: “vuelve con tu escudo o sobre él”.
Solo dos clases de personas tenían sus nombres inscritos en la tumba: las mujeres que murieron dando luz y los hombres que cayeron en el campo de batalla.
Es por eso que damos gracias de las tradiciones particulares y de el amor de nuestros padres.
Y que si de vez en cuando nos tocaron unos buenos chanclazos, no se compara con lo que le hubiera sucedido a un espartano. De seguro los corregían encajandoles una flecha en las nalgas. o algo por el estilo.