Hay una ley estadística que indica que existe una probabilidad entre 135 de que alguien sea idéntico a ti. Esto puede ser sometido a una cuestión subsecuente en la que podemos preguntarnos cuántas probabilidades habrá de encontrar a otras dos personas iguales a ti. En este post te presentamos un caso en el que esta interrogativa podría encontrar respuesta, pero no todo es lo que parece. Quédate y descúbrelo por ti mismo.
La historia inicia con un joven de nombre Bobby Shafran, quien llegó al Sullivan Community College en Nueva York y fue recibido de manera muy cálida y familiar por todos sus compañeros. Además, lo llamaban Eddy.
Esto le causó gran confusión, por lo que uno de sus compañeros, Michael Domnitz, quien era muy amigo de ese tal Eddy, le dio una explicación aun más extraña que el primer día de clases. Al parecer, él y Eddy eran hermanos gemelos idénticos, pero fueron separados al nacer.
Cuando Bobby se enteró de que tenía un hermano gemelo, no dudó en querer establecer contacto con él, por lo que puso manos a la obra y acompañado de Michael Domnitz viajó a Long Island para conocer a Eddy. Después de 19 largos años, por fin se conocieron. Luego de esto, los dos hermanos se volvieron inseparables y no era para más, ya que el tiempo transcurrido les arrebató horas de juegos de la infancia.
Pasaron algunos meses y todo iba muy bien en sus vidas. Sin embargo, otra sorpresa les aguardaba. La madre de Eddy recibió una llamada en la que se escuchaba una voz muy conocida para ella, pero había algo que no cuadraba y menos porque aquella voz le decía “Soy el tercero”.
Ese tercero respondía al nombre de David Kellman y era estudiante del Queens College de Nueva York. Él se dio a la tarea de contactar a sus otros dos hermanos después de ver una nota periodística que hablaba sobre el reencuentro de dos hermanos gemelos idénticos que habían sido separados al nacer y, al ver sus rostros, quedó totalmente atónito al percatarse de que él también era idéntico a ellos. Esto fue lo que lo motivó a hacer esa llamada.
Cuando los tres al fin se reunieron, su vida cambió por completo, ya que tenían mucho en común, gustos muy parecidos como preferir los cigarros Marlboro, la lucha libre, hasta el mismo tipo de mujeres. Esto los motivó a alquilar un departamento donde pudieran vivir los tres juntos para no separarse nunca más.
Los periódicos y medios televisivos no tardaron en sacar los artículos y reportajes referentes al caso, haciéndoles saltar repentinamente a la fama. Ellos hacían muchas cosas juntos y tenían comportamientos bastante parecidos, pues usaban ropa parecida sin ponerse de acuerdo previamente y completaban las frases que decían al estar hablando. Tiempo después fundaron un restaurante que llamaron Triplets, que les permitió generar ingresos.
Sin embargo, al cabo de un tiempo, estos días tan gloriosos llegaron a su fin y su relación comenzó a sufrir algunas fracturas, los conflictos personales comenzaron a ser parte de su rutina diaria, ya que cada uno de ellos comenzó a tener algunos problemas existenciales y de identidad, por lo que las tensiones comenzaron a ser notorias.
La mayor de las desgracias en sus vidas ocurrió en 1995, cuando Eddy Galland fue hospitalizado al agravarse el cuadro maniaco depresivo con el que había sido diagnosticado por su psiquiatra. La razón de su agravio fue porque tenía una relación algo tensa con su padre adoptivo, provocándole llegar a un punto crítico en su estado de ánimo y distorsión de la realidad tan grave que tomó la penosa decisión de suicidarse. Esto entristeció profundamente a David y Bobby, tanto que se distanciaron demasiado entre sí.
Ese mismo año, el periodista ganador del Pulitzer Lawrece Wright publicó un artículo sobre un cruel y bastante inquietante experimento psicológico al que los trillizos fueron sometidos sin deberla ni temerla.
El responsable de este horrible experimento es un psicólogo estadounidense de nombre Peter Neubauer, quien ayudado por una agencia dedicada a la adopción logró dividir a los gemelos al momento de nacer, poniéndolos a disposición de ser adoptados por padres con diferentes niveles socioeconómicos. Sí, todo fue planeado y no sabemos si llamarlo siquiera experimento o estudio, pues parece más una atrocidad.
David fue adoptado por una familia de clase trabajadora, Eddy fue a una casa de clase media y Bobby, a una familia de clase media alta. Sin embargo, ese no es todo el engaño. Posteriormente, el equipo de investigadores les informó a los padres de cada familia que sus hijos eran parte de un “estudio sobre el desarrollo infantil”, dándole continuidad a la investigación en total secreto.
Según el psicólogo encargado de la investigación, se trataba de un esfuerzo por estudiar el impacto de la naturaleza de cada contexto frente a la crianza de los hijos, pero el equipo de investigadores se olvidó por completo de los estragos que les causaría a los involucrados en la investigación, pues solo tenían el fin de ampliar sus conocimientos pecando de todo egocentrismo ante la difícil situación de los bebés y familias.
De hecho, hay un documental del año 2018 dirigido por Tim Wardle llamado Three Identical Strangers que describe todo el impacto que tuvo separar a los tres hermanos. Además, se da a conocer que hasta la fecha se siguen recuperando de los efectos causados por este horrible estudio.
Tanto Bobby como David han admitido en más de una ocasión que se encontraban más que enojados y muy desconsolados por haber sido parte de este cruel e inhumano experimento, en especial por ser tratados como objetos o ser denominados como sujetos de pruebas.
Después de cuarenta años, este experimento sigue repercutiendo profundamente en sus vidas y lo que es peor, el psicólogo encargado del estudio nunca publicó absolutamente nada referente al tema y los resultados del atroz estudio permanecerán bajo llave en la Universidad de Yale hasta que pase el año 2065. Sin duda es un cruel experimento y no podemos imaginar la cantidad de problemas que trajo consigo, pero de lo que estamos seguros es de que la vida debe avanzar y tanto como Bobby como David seguirán recuperándose de los daños causados.