Todos conocemos el caso de la niña que se convirtió en lagarto por desobedecer a sus papás y que ahora viaja en las ferias para hacernos reflexionar. Pero seguramente no habías escuchado acerca de “Sober Sue”, la jovencita que a principios de 1900 se presentaba en los teatros de Nueva York porque se presumía que nadie podía hacerla reír.
Se cree que el nombre real de esta joven habría sido Susan Kelly, pero la verdad es que no se sabe nada sobre su existencia. Sin embargo, su inmutabilidad quedó alojada en la mente de las personas y fue descrita en varios periódicos de la época.
Se hizo famosa en los teatros de Nueva York donde ofrecía un show especial. Se sentaba en una silla con cara de pocos amigos y había que hacerla reír, si lo lograbas ganabas dinero y si no, tenías que pagar por tu intento. Muchas personas trataron de hacerla sonreír, pero ni siquiera los más grandes comediantes de la época pudieron sacarle una carcajada. Tal es la fama que ha rondado su figura incierta durante años, pero se discute su existencia. Aunque cuentan las leyendas que Susan no podía reír debido a que sufría de una parálisis facial.
Se especula que esto se descubrió en algún momento y por eso sus shows fueron cancelados abruptamente, pues sus padres y ella hubieran sido tachados de estafadores y seguramente hubiesen sido perseguidos. Solo queda una nota del New York Times que da testimonio sobre la cancelación del espectáculo.
La moción para que Susan Kelly, mejor conocida como ‘Sober Sue’, deje de presentarse en el Hammerstein’s Paradise Roof Garden venció ayer 8 de julio.
Lo cierto es que después surgieron muchos otros actos con el mismo nombre por todo Estados Unidos. Sin embargo, solo se tienen vagos registros en periódicos viejos. El acto de “la maravillosa mujer sin risa”, en el que se premiaba con mil dólares a aquel que la hiciera reír, mientras que a quien fallaba se le cobraban 100 dólares, desapareció sin dejar un rastro tangible de su ejecución.
Las cosas son muy confusas, pues aunque hay varios registros de las presentaciones de la niña original en el Hammerstein’s Roof Garden, bajo el histórico Teatro Victoria en Harlem, Manhattan, no nos ha llegado ni una fotografía de ella.
De todas maneras, el acto de esta misteriosa Mona Lisa americana tiene todos los elementos del espectáculo de variedades, bizarrías, ilusiones y fantasmagorías muy propias del siglo XIX y que sobreviven en algunas ferias que aprovechan la curiosidad de las personas y su hambre de algo fantástico.