Esta es una historia de amor… y de celos: una mujer decidió poner a prueba a su novio, pero en el proceso se llevó una importante lección de vida y sobre su pareja. Cuando puso a prueba a su novio, el tiro le salió por la culata.
Cuando la relación se apaciguó un poco, luego de cuatro años de noviazgo y vivir juntos, Sarah tuvo dudas y decidió poner en práctica una “brillante” idea para averiguar qué sentía su novio, Matthew, sobre su relación. Quiso saber qué haría él si decidía dejarlo. ¿Qué sentimientos mostraría? ¿Se pondría triste? ¿Contento?
Para sondear a su pareja, decidió escribirle una nota donde le informaba de su decisión de romper con él, dejarla en el buró de su recámara y esconderse debajo de la cama. En este engaño, solo quería saber su reacción pero no quería dejarlo en realidad.
La carta decía que lo dejaba porque la relación no parecía ir a ningún lado, que estaba harta de que las cosas no parecían avanzar y que no le veía caso seguir estando juntos. Finalmente, su novio llegó a la casa. Ella estaba nerviosa escondida bajo la cama, él entró al cuarto y leyó la carta. Cuando terminó, saltó de felicidad, gritando, luego tomó el teléfono y dijo:
“Bueno, hola amor, voy para allá. ¡Esta idiota por fin se dio cuenta de que la estoy engañando! Finalmente se fue. Era un verdadero infierno esa relación. Estoy tan feliz de que me haya dejado en paz, ¡soy libre! Ojalá te hubiera conocido antes, pero todo pasa por una razón”.
La novia, panza abajo debajo de la cama, llena de polvo, no podía creer lo que escuchaba. “¿Cómo podía haber pasado esto?”, se preguntaba. Se quedó en shock por unos minutos después de que su novio sacara algunas cosas de la recámara, tomara un pedazo de papel, escribiera algo y lo dejara en el escritorio antes de irse.
Entonces ella decidió, bañada en lágrimas, salir de abajo de la cama. Finalmente recuperó la compostura y leyó nota. Estaba dirigida a ella. La levantó y la leyó. Cuando terminó, se sintió avergonzada y muy idiota, pero aliviada a la vez, decía:
“Tonta, la próxima vez que intentes engañarme, asegúrate de que tus pies no salgan de la cama. Fui a la tienda. Te veo ahorita, te quiero”.