El humano y la máquina electrodoméstica están hechos el uno para el otro. Las estufas, lavadoras, aspiradoras, cafeteras, etc., mantienen una relación funcional que nos permite no solo ahorrar, sino crear espacio y tiempo en nuestras vidas diarias. Por eso es normal que le tomemos afecto a un aparato. Resulta entendible que cuando se descomponga y no tenga arreglo, nos duela perder a uno de estos artefactos que funcionó de buena manera y nunca nos falló (no como las personas) durante años.
Pero este hombre de Indonesia ha ido más allá del cariño que le podamos tener a una buena máquina, pues ha decidido casarse con su olla arrocera. Una máquina eléctrica que le permite hacer arroz de manera rápida, sana y rica. La ceremonia de matrimonio se llevó a cabo el 19 de septiembre en la comodidad de su sala y la pareja, hombre y arrocera, lucieron elegantes.
El hombre se casó vestido totalmente de blanco haciéndole honor al color de su prometida y al arroz que en ella cocina. Por su parte, la arrocera solo usó un velo que no le cubría todos su botones y su pequeña pantalla digital. En las fotografías puede observarse el carácter íntimo de la boda y cómo el hombre la da un beso al aparato para sellar su compromiso.
El enamorado ha dicho que en la arrocera encontró los valores que siempre quiso en su otra mitad: pocas palabras y buena cocina. Su amor por esta arrocera eléctrica nace de su silencio y su buena sazón, por estos motivos decidió desposarla. Las palabras que el hombre le dedicó en su boda son simplemente hermosas, casi como un haikú japonés:
Blanca, tranquila, perfecta. No habla mucho, pero es buena cocinera, un sueño hecho realidad. Sin ti, mi arroz no se cocina.
Sin embargo, la felicidad no duró mucho tiempo, pues pronto descubrió que la arrocera no sabía cocinar nada más que arroz. La relación se fue enfriando y una semana después, el hombre volvió a publicar en Facebook que había decidido divorciarse de la máquina. No sabemos si la culpa la tuvo la arrocera o el hombre por no saber qué más preparar en ella.
Este hombre que no se toma las relaciones muy en serio ha subido esta clara broma a su Facebook y se ha vuelto viral, sobre todo, haciendo burla de lo que algunos varones todavía dicen buscar en una mujer: silencio, obediencia y buena cocina. De todas maneras, sin boda o no, nuestra alma y cariño le pertenecen a los electrodomésticos. Al final, parece que este muchacho prefirió la poligamia y se armó de un harem de máquinas arroceras de distintos colores.