Sin duda, El Grito, pintura de Edvard Munch, es una de las más conocidas, desde su aparición en 1892, la cual ha sido objeto de múltiples estudios, y también ha servido como base para análisis psicológicos y de otros tipos.
Pero más allá de la expresión de espanto del protagonista de este cuadro, una pregunta sería: ¿de dónde tomó Munch la idea de los colores y las formas que aparecen en su pintura? Aquí hay una buena pista… y es explosiva…
Pero primero, veamos la obra:
Muchos analistas han centrado su interés en el cielo, por sus colores y esas formas onduladas, y han dado con una explicación que es la más aceptada: 9 años antes de que Munch lo pintara, tuvo lugar la erupción del volcán Krakatoa en Indonesia.
¿Esto qué tiene que ver?, te estarás preguntando. Resulta que la explosión fue tan poderosa que gran parte del mundo se llenó de gases sulfúricos, lo que provocó extraños y muy bellos atardeceres, de donde el artista habría tomado la inspiración para pintarlo de esa manera. De hecho, tal vez el personaje que aparece en primer plano está asustado por la explosión del volcán…
Esta es una fotografía de cómo se ve el cielo cuando hay este tipo de emisiones en la atmósfera:
Pero un grupo de científicos noruegos han afirmado que no es probable que Munch lo haya pintado de esta manera debido al volcán, como afirmaron investigadores norteamericanos… no, ya que, según el grupo de noruegos, la explosión ocurrió en 1883 y el artista sacó su primera versión de El Grito hasta 1892.
Han lanzado una nueva teoría: el pintor caminaba cuando de pronto el atardecer se tiñó de un color rojo sangre… pero no es cuestión de magia ni un acto divino; también tiene una explicación científica.
Se trata de las nubes nacaradas, un raro fenómeno que ocurre en invierno, en el que las nubes se forman en la tropósfera, a unos 20 o 30 kilómetros de la superficie terrestre. Para que se logre esto, debe haber temperaturas extremas en la estratósfera, de hasta -85 grados centígrados, así como condiciones de humedad, lo que hace que se formen cristales de hielo que reflejan la luz del sol durante el ocaso.
Noruega, de donde era originario Munch, es un lugar donde se pueden alcanzar esas temperaturas en las capas atmosféricas, por lo que no sería raro que hubiera visto “de repente” que el cielo se pusiera como sangre…
Mucho se ha hablado de los problemas psicológicos, de la ansiedad y el miedo profundo del autor de El Grito, y quizá todo esto fue causado por esta visión, ya que según testimonios, él mismo declaró en alguna ocasión que había visto “nubes resplandecientes” que lo dejaron “temblando de miedo”. En una de las cuatro versiones que el autor hizo del cuadro, también dejó un poema, que explicó, es la inspiración para su pintura.
Habrá que poner más atención a lo que nos rodea y empezar a plasmarlo, ya que este extraño cuadro es, junto con La Gioconda, los más conocidos y reproducidos, además, en su momento fue declarado como el más caro, pues fue subastado por casi 120 millones de dólares… ¡a ponerse a ver las nubes!